jueves, 21 de julio de 2011

10. PAIN IN MY HEART FOR YOUR DYING WISH


    Aún en la playa, los chicos han recogido los instrumentos, poniéndolos a salvo, en un silencio extraño, con la conversación pendiente sobre ellos, como acechándolos. Cuando ya todo estuvo en su sitio, Ray los ha guiado a todos a sentarse, disponiéndolos para las preguntas, las explicaciones. Se sitúa entre los dos hermanos, no muy seguro de lo que pueda pasar, mientras Michael se acerca lo suficiente como para enterarse pero no demasiado para no molestar.
-Bien, Gerard. Me gustaría… que lo habláramos todo un poco. Sobre todo para que Mikey pueda comprender, ¿lo entiendes?-le dice en voz baja, con una mano en su hombro, Ray.
-No soy estúpido, Ray-bufa él.
-No estoy yo tan seguro de eso-chasquea la lengua.
    Ambos se sonríen.
-Gee-dice tímidamente Mikey-. ¿Pero… cómo es posible? ¿Cuándo pasó?
-Dentro de no mucho hará tres años. Ahora mismo, dos y medio-con su siempre presente cigarro en la mano, a Gerard le parece que nunca ha pasado tanta vergüenza en su vida. La sensación es sin duda extraña. Su hermano… Nunca había sido capaz de contárselo. Había muy pocas cosas que no le dijera, pero aquello…
-¿Catorce?-le mira con ojos como platos Mikey.
    Él no aparta la vista del suelo, molesto.
-Catorce, sí. Y yo veintiuno.
    Michael deja escapar una exclamación de asombro desde su apartada posición, Ray frunce levemente el ceño.
-¿Tan joven es esa chica?-pregunta entonces, sorprendido. No hay ningún tipo de juicio en su voz; sólo la búsqueda de datos, de hechos.
-Tenía siete años cuando la conocimos-le responde Mikey, ajenos todos a los puños apretados de Gerard-. Cuando… Gerard la conoció.
-Llevaba una camiseta de The Smiths-sonríe-. Con aquel aire de damita vino y me dijo que me parecía a un gato que había tenido.
    Cuando ve los gestos vacilantes de sus tres compañeros, añade:
-Jamás hubiera imaginado lo que pasaría años más tarde. Sabéis que soy muchas cosas, pero no soy un cerdo de esos. Nunca pensé en ella de esa forma cuando, a sus siete años, empecé a ir a su casa a dibujarle un gran Jack Skeleton que ella después colgó en su pared. Joder, yo no sabía… no imaginaba…
    Se lleva las manos a la cabeza, se encoge en su asiento.
-Gerard, lo siento-musita Mikey.
    Cuando levanta la vista, Gerard casi le mira cabreado.
-¿Sentir el qué?
-Llevo tanto tiempo diciendo tonterías sobre ella. Y eso debe haberte hecho…
    Un silencio tenso sucede a esa frase inacabada.
-Bah, Mikey, la culpa sería mía por no habértelo contado.
-¿Por eso empezaste a venir incluso aunque los demás no volvíamos? ¿Por eso…por eso hubo todos aquellos problemas?-vuelve a abrir mucho los ojos.
    Gerard no contesta, pero no haría falta.
-Pero Gerard… catorce años… y tú pareces ser consciente, y en cierta manera creo que también lo eras entonces, de lo que eso significaba. Y sin embargo…-Ray enmudece.
-Sin embargo, estaba loco, tan loco como para no hacer caso a nada y dejarme llevar, y arrastrarla a ella, hasta que las cosas, evidentemente, se complicaron.
-Gerard…-se vuelve hacia su hermano-. Me gustaría saber qué pasó. Si quieres contármelo-añade, como avergonzado de su atrevimiento.
    Él pone la clase de sonrisa que sólo pone por su hermano pequeño.


    Amy prácticamente vivía con él, a juzgar por todo el tiempo que pasaba en su casa, pero a veces ella tenía que “portarse como una niña buena”, como ella decía con una sonrisa malvada, y eso lo tenía rondando por el que antaño era su rincón favorito para fumar. El lugar donde se conocieron.
-¿A dónde vas tan deprisa?-le pareció reconocer la voz de la madre de Amy-. Está por ahí, ¿verdad? Acechando en las sombras, esperándote.
    También oyó a Amy bufar.
-No acecha-siseó-. Y sí, me está esperando, por primera vez alguien me espera y no soy yo la que cuenta los minutos con ansiedad-le pareció que la voz se le rompía, y quiso estar junto a ella para poder calmarla.
-No digas tonterías, Amy. Sé que tal vez no paso tanto tiempo en casa como debería, pero sabes que es porq…
-Ni lo sé ni me importa, madre. Ya no. Ahora tengo a Gee.
    Por lo que oyó, le pareció que había plantado a su madre y corrido hacia él, y aún oyó los gritos cabreados de la madre llamándola, antes de verla aparecer.
-Oh-dijo simplemente ella al ver que ya estaba allí-. Bueno, tal vez has oído a mi querida madre deleitándome con su cariño y preocupación etern…
   No pudo acabar la frase, porque Gerard la besó, con pasión, con intensidad, acunándola entre sus brazos, cogiéndola con suavidad, como si estuviera a punto de romperse. Él notó que el beso sabía salado, y supo que ella lloraba, y aumentó la energía de su arrebato sin saber qué más hacer.
-No quiero…-dijo con la respiración agitada cuando separó sus labios de los suyos-, no puedo ser la razón de que tu madre te hable así, o de que te desentiendas de todo lo que has conocido…
    La notó tensarse, con los brazos alrededor de su cuello, y entonces la miró. Su expresión era neutra, cercana al cabreo, pero con matices de frustración.
-No sé cómo decírtelo, Gerard.
-¿Decirme el qué?
    Entonces oyeron unos pasos en la hierba, y segundos después la madre de Amy estaba frente a ellos, mirándolos enfurecida.
-¡Lo sabía!-siseó-. Sabía que algo no era normal, sabía que estabais…-el asco parecía no dejarle terminar la frase-. Tú, aparta las manos de mi hija-casi le escupió dirigiéndose a Gerard.
    Por toda respuesta, Amy se pegó aún más a él, y Gerard no dijo ni hizo nada.
-Madre, no. No entiendes nada.
-Claro que no entiendo nada, no entiendo cómo esto ha podido siquiera pasar. Bueno, en realidad sí. Te he dado demasiada libertad, siempre, y…
-¿Libertad?-Amy pareció escupir la palabra-. Libertad es lo único que jamás conocí hasta que llegó Gerard.
-No digas tonterías, niña-el tono autoritario de madre no admitía réplica.
-Adiós, madre-tirando de Gerard, echó a correr alejándose de ella, y ella chilló llamándolos, hasta que, bastante lejos, Amy se frenó y para decirle a Gerard:
-Me voy contigo, Gee. No voy a volver.
-¿Qué?-saltó él, alucinado.
-No pienso volver a esa casa. Me iré contigo si me dejas, o a cualquier otra parte si no quieres tenerme contigo.
    Gerard no podía pensar con claridad.
-Amy…no sabes lo que dices…estás confusa.
    Le pareció que aquella respuesta le dolía aún más que la reacción de su madre al verlos. Lo veía en sus ojos.
-Nunca hubiera pensado que eso me lo dirías tú.
    Separándose de él echó a andar, casi parecía que sin rumbo. Él la alcanzó, reteniéndola por el brazo.
-¿No lo ves? Te estás comportando como lo que quieres negar que eres.
-No soy una niña-siseó ella.
-¿Entonces?-le miró con su sonrisa torcida, sabiendo que eso la sacaría de quicio, la removería y le haría reaccionar.
-No quiero volver.
-Pero has de hacerlo.
-No si me dejas irme contigo-su tono ya rozaba la súplica, y Gerard se contuvo para no chasquear la lengua con fastidio.
-Amy. A pesar de tu edad, recuerda lo que me dijiste, tú sabes más que los demás. Algo dentro de ti te dirá que esto… huir no soluciona nada.
    La ve mirarle fijamente, con el ceño fruncido, reflexionar la respuesta.
-Ya te lo he dicho. Si no me voy contigo… me voy a ir igual.
-Vale, ven conmigo-se resignó Gerard.
-Estaré bien igual-dijo ella con suavidad-. No me lleves sólo para asegurarte de que esté a salvo, ¿quieres?
    Fue sólo un segundo, mientras apretaba su mano tan fuerte que podría romperla. Pero Gerard vaciló antes de responder, y ella sonrió comprensiva soltando su mano.
-No, Amy, ven.
-Te lo he dicho. Sólo si quieres, si lo deseas realmente. No por creer que es lo correcto.
-¿Por qué me haces esto?-por un momento sonó como si él fuera el adolescente, y ella la adulta que lo sabía todo.
-Just because, my hands around your throat-vio su sonrisa torcida antes de que ella le rozara suavemente los labios y echara a andar, huir, lejos también de él.


    En la playa, tumbados en la arena, Frank observa a Amy, que parece muy lejos de allí, como siempre. Hace dibujos en la arena con el dedo, distraído y nervioso, dudando de lo que quiere preguntar, de si hacerlo.
-¿Podría al menos saber algo sobre el Azafrán?
    Casi le dan ganas de reír cuando la ve volver la cabeza bruscamente y mirarle con ojos como platos.
-¿Qué cojones…?
-Quiero decir, no hace falta que me des demasiados detalles, sobre todo ciertos detalles, pero me gustaría saber algo sobre cómo es él, cómo fue vuestra historia, y hasta qué punto eso que no puedes darme es de él, ¿sabes?
-Hablar de eso sería como hablar de mí misma, de quién soy.
-Exactamente-dice él en un hilo de voz.
    Amy sonríe, algo divertida.
-Pero tendrías que darme algo a cambio.
-Lo que sea-contesta él entusiasmado.
-Si yo te cuento mi historia… lo justo sería que tú contaras la tuya.
    Le ve perder su sonrisa al instante.
-¿Qué historia?-se recupera enseguida, intentando seguir tan bromista como siempre, pero es demasiado tarde.
-La cosa está así, Frank, y es bien sencilla. Nosotros ahora tenemos un presente. Podemos quedarnos con eso, vivirlo, disfrutarlo.
-Idea que me gusta-juguetón, acerca los labios a su cuello, y ella le deja hacer por unos segundos antes de apartarlo con una risa.
-O bien-le aparta del todo, queriendo echar la carcajada al verle la cara de fastidio-, podemos conocer nuestros pasados, lo cual implicaría también un algo de futuro, probablemente.
-¿Futuro?-dice entonces él algo confuso.
-Hablar de nosotros implica compromiso, Frankie, y lo sabes bien. Implica además un cambio en nuestra situación, porque tú sabes que Gerard es una parte de mí, pero no lo sabes todo, y ni tú ni yo sabemos tu posible reacción al enterarte.
    Antes de que pueda continuar, Frank deja escapar una risa.
-Es increíble cómo puedes hablar así. Y esta vez no tienen nada que ver la edad, la madurez o la experiencia. Es que jamás habría imaginado encontrarme una persona que diseccionara todo y lo explicara con esa precisión y algo de frialdad.
-Hay tiempos para ser serio y tiempos para bromear, aunque tú parezcas no conocer los límites-ríe ella.
-No quiero ponerme serio estando contigo-relampaguea una sonrisa en su rostro que la deja por unos segundos sin respiración.
-Nos estamos desviando del tema-sacude la cabeza ella.
-Mi pasado no es nada interesante. Prefiero este presente-dice él, que de alguna manera se las ha vuelto a arreglar para rodearla con los brazos, posar los labios en su cuello, y ella ríe con ganas.
-Me estás distrayendo para hacerme olvidar el tema, lo cual me hace especial gracia teniendo en cuenta que lo empezaste tú.
-Ay, Amy-se queja él, haciéndole cosquillas con el aliento en el hueco más profundo de su cuello.
-Eres como un niño, Fraaankie-pronuncia su nombre con tono de maestra de parvulario, y él se le echa encima, ofendido.
-Entonces tú serías una pederasta-chasquea la lengua.
    Nota cómo ella cesa su forcejeo, dejando caer los brazos a ambos lados de su cuerpo, y perdiendo la mirada por un momento en el vacío.
    Mierda, ¿qué ha dicho?
-No tienes por qué decirme nada si no quieres-le contesta ella, perdido el entusiasmo en su voz-. Pero claro, yo tampoco diré nada; ése es el trato.
    Frank piensa que esta vez la ha jodido, pero de verdad. ¿Pero por qué se ha puesto así de repente? ¿Qué ha hecho? En su hilo de pensamiento, va enhebrando las palabras, los acontecimientos, y entonces…
-Mierda-murmura, y Amy le mira, algo sorprendida pero aún con la expresión ausente-. Lo siento Amy. Quiero decir… lo siento.
    No se le ocurre cómo disculparse, pero entonces, como un rayito de luz, la ve sonreír levemente, con una sonrisa que vacila al principio.
-Joder Frankie, me gustaría quererte como te mereces.
-Joder Amy, me da igual porque yo no te puedo amar más-sonríe él.
-¿Cómo puedes amarme así? ¿Cómo, en tan poco tiempo?
-Bueno…yo diría que cualquier hombre que te conociera el tiempo suficiente no podría evitar enamorarse de ti.
    No consigue apartarse a tiempo cuando ella le golpea suavemente en el hombro.
-Mira que eres cursi-bufa.
    Él suelta una carcajada.
-Y tú demasiado…tú-se le pone la voz ronca, y cuando ella le mira le ve los ojos brillantes. Frankie… Frankie se merecía algo mejor que ella.
-Como método para distraerme sobre tu pasado, funciona bastante bien-sonríe ella, abrazándole de nuevo, y acercándose mucho a él.
-Te lo he dicho, mi…pasado no es tan interesante como esto-le besa dulcemente, en los párpados, en las mejillas, bajo la barbilla…
    Cuando la oye reír, siente un calor en el pecho como muy pocas veces había sentido. Aunque aún no le haya dicho nada realmente, sabe que ella ha sufrido, ha sufrido mucho, y parece más sensible que el resto de las personas; por lo tanto, oírla reír así, aparentemente tan feliz, le parece un logro enorme.
    ¿Por qué? ¿Por qué se siente así desde que la conoce? ¿Por qué la quiere como la quiere? Cualquiera diría que es algo pasajero que un día se desdibujará; pero a medida que pasan los días, no hace sino quererla más.
    Como si ya fuera una parte de él.
   
    Perdidos como estaban el uno en el otro, les sobresalta una exclamación ahogada; cuando miran, ven a un Mikey que les mira como quien ha visto un fantasma, y luego les lanza una mirada de lo que parece desprecio. La mira con desprecio, piensa Amy; la mira sobre todo a ella. Se ha quedado paralizado, y por un momento los tres se miran sin decir ni hacer nada; entonces, él parece reaccionar, y bufando se va corriendo de allí. Cuando se ha alejado lo suficiente, ellos se miran, intentando hallar la respuesta en el otro.
-¿Qué…ha sido eso?
-No…no lo sé-dice ella en voz baja, mirando al suelo.
-¿Amy…?-insiste él, adivinando que no ha dicho todo lo que sabe, o al menos intuye.
-Bueno… Gerard me dijo que Mikey andaba colado por mí-no podía mirarle a la cara, totalmente abochornada.
    Él puso una sonrisa torcida que ella vio por el rabillo del ojo y la enfureció.
-No pongas esa cara, lerdo.
-¿Qué nos das, eh?-ríe él.
    Amy bufa poniendo los ojos en blanco.
-Sois vosotros que os lanzáis a por lo que podéis.
-O a por lo que parece que jamás podremos tener-susurra él, y lo hace en su oído, y Amy no puede evitar estremecerse.
-Lo que sea… pero en fin, que no hay quien os entienda.
-Y sabiendo lo que pasó con su hermano, ¿cómo puede…?
    Intenta evitarle la mirada otra vez, pero él la vuelve a pillar y le hace mirarle. El interrogante en sus ojos es suficiente.
-No creo que él sepa mucho de eso.
-Ah, ¿no?-Frankie está bastante sorprendido.
    Ella guarda silencio, un silencio hermético.
-Mira, ¡te lo dije!-oyen voces a lo lejos.
-Mikey… vámonos de aquí… no la liemos…
-Sí, escucha a tu hermano Mikey, y vámonos antes de que se den cuenta, ¿vale?
    Pero ambos, tanto Amy como Frank, ya les miran atónitos, y las miradas de ambos grupos se encuentran, y parece que ya no hay vuelta atrás.
    Gerard maldice en voz baja.
-Hola chicos, ya nos íbamos, no pretendíamos molestar-aunque la intención de Ray es relajar el ambiente y zanjar el tema antes de que haya siquiera empezado, su intervención sólo hace que aumentar el aire extraño que se respira en aquel pequeño trozo de playa. Ray intenta empujar a los hermanos Way lejos de allí, pero Gerard parece plantado en el sitio, y Mikey forcejea un poco con él soltando exclamaciones de fastidio mientras murmura: “¡Pero míralos! ¡Míralos!”
    Amy quiere aferrarse al brazo de Frank, pero no le parece correcto en ese momento, y Frank… Frank prácticamente boquea como un pez fuera del agua, sin saber cómo reaccionar.
-Vámonos-parece entonces salir de su petrificación Gerard, y con un gesto de cabeza a sus dos acompañantes tiene intención de marcharse rápido, pero por primera vez su hermano no le hace el más mínimo caso.
-¿Vas a permitirlo?-Mikey no puede creerlo. De todas las cosas que es su hermano, hay algo que nunca ha cambiado, y que él siempre ha admirado; es un luchador. De los que se levantan incluso hechos papilla, sólo para conseguir lo que se proponen, lo que desean de verdad. Y allí está su hermano; sin apenas pestañear mientras otro le quita la que puede que sea, Mikey ahora lo comprende de verdad, la cosa más importante de su vida.
-No tengo nada que permitir, Mi-sisea entonces Gerard, tratando en lo posible de no mirar para…de no verla…no así…no en brazos de otro.
    Amy siente que no puede respirar. La cabeza le da vueltas, no puede pensar con claridad. Pero lo que le parece ver tiene que ser una pésima broma de su cabeza delirante. Necesita que lo sea.
-¡Pero ella te besó!-Mikey, con su visión aún algo inocente del mundo (en gran parte culpa de su hermano mayor), le parece fuera de lógica todo aquello.
    Frank cierra las manos en puño, sin ser consciente de que a unos metros, Gerard hace lo mismo. Cuando se lo dijo Amy, le dio importancia, claro, pero no le pareció tan grave, no mirándola a los ojos y pensando en que no quería, no podía perderla. Pero con él aquí… con esa mirada de medio arrogancia, de superioridad incluso en aquella situación… Debería estar mirando al suelo incluso avergonzado, y sin embargo, nota que le está mirando en ese momento, clavando fijamente sus ojos esmeralda en él, y se estremece involuntariamente. ¿Miedo…? No, ¿cómo va a tener él miedo de ese Azafrán? Ni siquiera por ella, porque ella estaba con él, vivía con él, y no al lado del Azafrán, por mucho que le hubiera besado. Importante como fuera su historia en el pasado –de lo que él no dudaba-, ahora…
-Anoche todo el mundo bebió demasiado-dice entonces Gerard, con la voz más fría que ninguno de los presentes le ha oído nunca. Frank piensa que la más fría que él ha oído jamás, helada, casi falta de humanidad-. Y por la mañana, entre resacas y la confusión por una noche movidita, todo el mundo puede hacer estupideces-cuando dice aquello, mira fijamente a Amy, cruzando esmeralda con hielo. Pero la que se siente congelar es ella-. No creemos problemas innecesarios, hermanito.
    Mikey finalmente agacha la cabeza, aunque aún murmura un par de cosas. Amy observa que Ray sacude la cabeza, aunque no sabe muy bien por qué.
-Lo siento-susurra Mikey, obviamente dirigido a Frank y Amy, aunque no despega los ojos del suelo.
-No pasa nada, M-dice ella, inconscientemente llamándole por el mismo nombre que hace muchos años, en lo que parecía incluso otro mundo.
    Si la atmósfera estaba enrarecida, ahora parecen recorrer chispas por todas partes, trasladando a los hermanos y a ella muy lejos…
-Nos vamos-aunque sigue con aquella voz extrañamente fría, Gerard parece casi molesto, y tira de sus dos compañeros. Quiere irse… irse antes de hacer una locura.
    Entonces es cuando Frank dice:
-Tenéis un grupo genial, espero que sigáis tocando.
    Gerard se vuelve tan bruscamente que pareciera que se ha hecho daño, y Mikey y Ray también se vuelven sorprendidos.
-Gracias, me alegro de que te gustara-es Ray quien toma la palabra, intentando no complicar más el momento.
    Por su parte, Gerard se limita a mirarle fijamente, con una mirada intensa, que termina por incomodar a Frank, y se revuelve un poco en su sitio esperando que él sea el primero en cortar el contacto visual, que por orgullo él no piensa hacer.
-¿Cuál es la canción que más te gustó?-habla entonces, con una sonrisa algo peligrosa en su rostro.
    Frank le sostiene la mirada, algo desafiante. Sonríe.
-La que presentasteis como Demolition Lovers.
    Se hace el silencio. Amy pierde todo el aire, sin saber si volverá a poder respirar.

4 comentarios:

  1. Juro q puse un comentario... :S
    Bueno ahi va otra vez!!!
    Me encanta esa forma de escribir que tienes que engancha tanto a la gente ^o^
    La historia entre ella y Gerard es,increible,antes no me gustaba nada,Gerard el pobre me caia fatal pero ahora q poco a poco vas desvelando lo que paso,me ha enamorado completamente de la historia.
    Me gusta la forma en que desarrollas y metes la historia entre ellos dos,son en los momentos perfectos.
    Sigo diciendo q me sorprende la capacidad q tienes para escribir,en serio.
    Y aqui estoy,histerica perdida por ver como sigue!

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  2. Me tienes enganchá perdía, dude.
    ¡Quiero saber el pasado de Frank! ¡Necesito saber el pasado de Frank!
    Me encanta la forma que tienes de hacer que las lyrics siempre encajen en alguna situación, siriusli.

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  3. fuahfuahfuah

    Estoy flipando con todos los capítulos, siriusly.

    ¡me encantaaaaaaaaaaaaa! Me encantan todos los personajes, la situaciones, la forma en que de pronto me puedo estar riendo a carcajadas como de pronto estoy en tensión y luego muerta del amor y luego llorando como una madalena.

    Increíblemente increíble.


    <3

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  4. Hacía mucho tiempo que no me enganchaba tantísimo a algo.

    Frank es el puto amo, con toda la situación incómoda: "Tenéis un grupo genial, espero que sigáis tocando." Y ya lo de Demolition Lovers... Jefazo donde los haya.

    Espero que vuelva a tener protagonismo en la historia, que le he echado un poco de menos en los capítulos anteriores. Y saber cuál es su historia también me gustaría mucho.

    Voy a seguir.

    Un abrazo.

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