viernes, 29 de julio de 2011

11 ‘CAUSE EVERYBODY WANTS SOMETHING FROM ME

    Gerard mira fijamente a aquel enano bufón, sin poder dar crédito. No sólo… también tiene el descaro de… Apaciguando su estallido interior, vuelve a torcer la sonrisa, y con voz tranquila contesta:
-Me alegra especialmente. Es una canción muy…especial.
    Evita aposta por todos los medios mirar hacia Amy, como si nada.
-Llena de sentimiento-aquella fina sonrisa de Frank, le parece peligrosa, como si escondiera algún tipo de arma letal.
-¿Tú tocas la guitarra, verdad?-el tono es, sin duda alguna, de superioridad, pero a la vez de evaluación.
-Algo-se limita a responder él sin bajar la guardia.
-Siempre hemos hablado de que nos vendría bien una segunda guitarra en el grupo-puede oír las respiraciones contenidas de todos, excepto la suya propia y la del extraño…rival que tiene enfrente.
-¿Es eso una proposición?-responde él sin inmutarse. Joder, no va a ser un rival fácil.
-Sí, pero no te emociones mucho, viene sin anillo y sin promesas de felicidad eterna.
    Frank bufa sarcástico, pero una parte dentro de él… les ha visto tocar, y a pesar del arrogante pelirrojo, había algo… Espera que, al menos, el resto de componentes tengan un mínimo de decencia, y de hecho, todavía no les ha visto comportarse de la forma en que lo hace su… ¿puede llamarlo rival? ¿Puede, ahora que se está pensando hacerse su compañero? Piensa en Amy, pero también piensa en su guitarra, en la pasión que le consume desde hace tiempo y que le gustaría satisfacer.
    Amy está paralizada en el sitio. No se puede creer lo que ha propuesto Gerard, pero aún menos en el hecho de que Frank parece planteárselo en serio. Lo peor de todo esto, es que ella está segura de que sería una excelente idea. Ha oído tocar a Frank, y encajaría de una manera tan perfecta que le parece una broma del destino.
-Frank-le susurra para evitar que les oigan los otros-. Di que sí.
    Él se vuelve bruscamente hacia ella, pero se limita a volver a poner aquella sonrisa torcida… Asiente con la cabeza.
-¿Tú qué opinas?-le dice a Mikey, sorprendiendo a todos. Éste le mira con ojos como platos, como sin poder creerse que le pregunte a él.
-No… sé. Ni siquiera te he oído tocar-dice entonces, como armándose de valor.
-Ni yo tampoco-salta entonces Ray, con tono amable pero firme-. Tendríamos que hacerte algunas pruebas, y…
-Es lo normal-se encoge de hombros Frank, y su sonrisa aumenta, con un entusiasmo que ya se deja traslucir.
-También tendríamos que hablarlo con Michael-se dirige Ray a Gerard ahora-, pero vamos, que podemos intentarlo. Si tú quieres entrar, claro.
    A Frank le resulta extraño que el amigo del Azafrán sea tan agradable.
-Quiere y debería-dice entonces Amy en voz baja pero clara.
    Tanto Frank mismo como Gerard la miran fijamente.
-No estaría mal…
    Amy se le acerca y le dice al oído:
-Me voy, ¿vale? Luego te veo-y con un beso en la mejilla se aleja antes de que Frank pueda reaccionar.
    Sin volver la vista atrás un momento, Amy no sabe que dos pares de ojos la siguen hasta que ya no se la ve más.


    Apenas quedaba ya una pizca de cordura en Gerard. Amy había desaparecido hacía ya cuatro días, cuando él… Apretó los puños. ¿Cómo había podido? Sabía que ella si decía una cosa, la decía en serio, si iba a huir, huiría sin mirar atrás. ¿Por qué no se la trajo con él? Ahora…
    ¿Dónde estaba ella?
-Joder, Amy, joder.
    Ahogado en alcohol y humo de tabaco, Gerard sentía que apenas podía respirar. No es que no supiera que Amy era algo muy importante para él, más de lo que quizá lo había sido nadie en su vida, pero… No se imaginaba esto.
    La oscuridad y el vacío.
-Y tu madre… vino tu madre, Amy, ¿sabes? Vino muerta de pánico preguntando por ti, y yo tuve que mandarla a la mierda. Sin ti. Casi se me echa encima. Tienes más de ella de lo que crees… Pero…
    Siguió balbuceando, la mayoría cosas sin sentido.
-Amy… Amy…-se aferró a la botella de whisky como si fuera un salvavidas-. Amy… te quiero… te quiero… aquí… ven…
    Pegó un nuevo trago a la botella, aumentando su imagen de patetismo al extremo.
-Como la nieve cae en el cielo del…desierto…
    Con un sollozo, se encogió adoptando una postura fetal, y lloró como un niño, lloró abandonándose como no lo hacía en años.

    Más tarde, no sabía cuánto exactamente, el timbre del teléfono casi le provoca un infarto. Abandonado como estaba en aquella casa, era lo último que esperaba… Sin ganas, lo descolgó decidido a descargar toda su rabia contra quien fuera. Pero la voz suave que sonó al otro lado del teléfono hizo que se le parara el corazón.
-Gerard… lo siento…-la oyó sollozar-. Lo siento…
-¿¿Dónde estás??-por una vez, perdió totalmente su fachada y gritó esa pregunta con evidente desesperación.
-No es que nunca debiera marcharme… es que no debí hacerlo sin ti. ¿Me perdonas?
    Gerard escuchó a la niña asustada en esa pregunta, y deseó poder teletransportarse, porque quería estar ya allí.
-Dónde estás, Amy, joder.

    Gerard no corrió, voló hacia el sitio que Amy le había indicado. Estuvo tentado de robar algún vehículo por el camino, pero luego desechó la idea, aunque le cabreara sobremanera tardar tanto. Adentrándose en las entrañas de la ciudad, el paisaje no hacía más que empeorar. ¿Por qué Amy se habría metido allí? Luego pensó, ¿dónde cojones iba a ir una cría de catorce años sin que nadie hiciera demasiadas preguntas?
    Llamó a la puerta, por pura inercia de modales aprendidos durante años, aunque sabía que era una absoluta gilipollez. Nadie contestó, por lo que no tuvo ningún reparo en abrir la puerta de una patada y entrar. Los muebles desvencijados y la suciedad casi nauseabunda no auguraban nada bueno. Al llegar a lo que en otro tiempo debió ser el salón, encontró a algunos congregados en el centro, y cuando vio lo que parecían acechar como hienas… En una explosión de sentimientos mezclados, demasiados y demasiado fuertes para darles nombre, por poco los quitó de en medio a puñetazos.
     Amy yacía pálida y apenas consciente, en mitad de una aparente sobredosis. Pero… ¿de qué? Se arrodilló a su lado, la cogió suavemente entre sus brazos.
-Amy, joder, ostia puta, joder… ¡Amy!-aunque tal vez no fuera muy prudente, no pudo evitar sacudirla entre sus brazos-. ¿Qué ha pasado?-rugió a los demás.
-Yo le dije que eso era demasiado… le dije que la mataría…
-Qué cojones ha tomado-siseó él, sin querer escuchar los balbuceos de aquella yonki.
-La muchacha quería escapar-dijo entonces alguien en el marco de la puerta.
    Gerard se volvió, viendo a un joven, que debía de tener su edad o incluso más, que a pesar de ir igual de haraposo que el resto de aquellos yonkis, se veía no sólo completamente lúcido, sino poseedor de una cierta elegancia y carisma indudables. Gerard se dio cuenta: era el líder. Líder de qué, ni siquiera le importaba, porque Amy se moría entre sus brazos y no importaba en qué clase de mierda de secta o pandilla de mugrosos se hubiera metido, sólo importaba cada latido de su corazón, cada respiración que tomaba con dificultad.
-Sólo le dimos el billete; no conocemos el destino-aquel cabrón tenía una sonrisa torcida que acabó por hacer arder la poca sangre que le quedaba en las venas, y su rostro pálido se encendió con furia.
-¿Qué es lo que te parece tan gracioso?-siseó.
-Que haya llegado ahora su razón para escapar. Como… una ironía del destino, o algo así. Realmente no lo sé, pero queda muy poético decirlo.
-Tú no sabes nada de poesía-escupió aquellas palabras fulminándole con la mirada.
-¿Y tú sí?-la voz de aquel tipo era suave, lo suficiente para engañar a la mayoría, pero Gerard distinguía claramente la sedosidad propia de la serpiente-. Mírala-señaló a Amy, que les miraba con ojos vidriosos-. Se muere, estúpido.
    Gerard, apretando los puños, ignoró sus palabras. Cogió a Amy con delicadeza entre sus brazos y se puso de pie, alzándola del suelo. Pero cuando hizo ademán de salir por la puerta sin decir adiós, aquel líder y unos cuantos secuaces suyos le cerraron el paso.
-Lo siento, Romeo, pero no podemos permitirlo.
   Bufó sin poder creérselo.
-Quitaos del puto medio.
-Ella es la Elegida, ¿no lo entiendes? Es nuestra Elegida y no puedes llevártela-dijo en voz bien alta, como un llamamiento a los demás zombies, que ahora se congregaron alrededor de ellos.
-La mierda os ha llegado demasiado dentro del cerebro-el tono de desprecio de Gerard intentaba ocultar el pánico al sentir a Amy perderse entre sus brazos.
-Nos reunirá con la Madre-se le endureció la voz al líder, que evidentemente no estaba acostumbrado a que nadie se le resistiera.
-Para ser un ritual satánico o algo parecido, ni siquiera habéis sido capaces de conseguir una virgen-levantó un poco a Amy y se rió, con una risa que era más falsa que los balbuceos de aquellos zombies sin pizca de cerebro.
-Ese es vuestro error. Pensar que siempre tiene que ver con Dios o el Diablo.
-No, a veces tiene que ver con cachos de carne sin cerebro diciendo gilipolleces tan llenas de mierda como sus cuerpos.
    A una señal del ahora enfurecido líder, se vio atrapado y separado de Amy. Se resistió, más aún al ver que la alejaban de ella.
-Nadie insulta a los hijos de la Madre en vano.
-¡Soltadla, hijos de puta, soltadla!-saltó Gerard al ver que volvían a posarla en lo que, antes no se había fijado, sí que parecía una especie de altar.
-Nuestra hermana nos conducirá un poco más cerca de la Madre. Nadie dijo que no hubiera sacrificios en pos de un bien como el que la Madre otorga.
-¡Hijos de puta chalados, no la toquéis!
    El líder sacó un cuchillo, grande, bien afilado, de algún bolsillo, y se acercó a Amy con una sonrisa algo psicópata en los labios. Amy se convulsionaba y murmuraba algo que Gerard no alcanzaba a oír bien.
    Fue cuestión de unos segundos. Tan rápido que podrían haberlo soñado.
-¡Putaaaaaa!-soltó en un alarido el líder.
    Cuando se le había acercado, dispuesto a hacerle quién sabe qué clase de corte, Amy se había levantado con sus últimas fuerzas, agarrando el cuchillo y dejándole sin al menos tres dedos. Gerard se pudo liberar de los atónitos zombies que le sujetaban y corrió hacia ella, y agarrándola los dos corrieron hacia la salida. Los zombies no se movieron, sin el titiritero que les movía los hilos de sus cuerpos sin vida.
   A Gerard no le había parecido tan grande aquella casa cuando entró. Pero ahora, se movían por pasillos y daba la sensación de que se movían en círculos, y aún lejos pero cada vez más cerca escuchaban los gritos desquiciados del ahora manco líder.
   Sin que se dieran cuenta, el líder les mantenía dentro de la última habitación, sin otra salida excepto en la que él les miraba con sus ojos inyectados en sangre. Atrapados. Gerard miró alrededor, mientras Amy parecía perder el espíritu con el que había conseguido huir, aún bajo los efectos del… veneno que le hubieran dado.
-Os lo he dicho. Nadie escapa de un siervo de la Madre como yo. ¿Y ahora?-dijo riéndose-. Ahora, Romeo, no sólo me ocuparé de matarte con mis propias manos, sino que antes verás cómo me follo a tu muñequita de las mil maneras distintas que se me ocurran. No es virgen, ¿no? Una pena, pero a la vez una ventaja. Ya la he visto desnuda varias veces, y ya la habría penetrado por detrás más de una vez si no fuera porque es una gatita muy peleona, y esos pobres imbéciles a veces me lo ponen muy difícil-señaló a algún lugar detrás de él con la cabeza. Se notaba que lo estaba provocando.
    Entonces, Gerard se limitó a dejar escapar un suspiro como de resignación. Con gesto casi de profesional, levantó la pistola que había estado ocultando y le pegó un solo tiro, en el hombro. Cayó hacia atrás con un grito de dolor, y Gerard tomó de la mano a Amy, y pasó por encima de él, pisando incluso con energía muy cerca de donde le había disparado.


    Cuando Frank vuelve a casa, Amy le espera en la entrada, sentada en el banco del porche, con una sonrisa en los labios. La mira con un gesto tímido que a ella se le antoja demasiado tierno para ser cierto. Se echa de encima de él, riendo.
-¡Vas a cumplir tu sueño, eh!
    Se la quita un poco de encima bufando con incredulidad.
-¿De qué cojones hablas?
-Yo sé que querías un grupo en el que poder tocar la guitarra, Frankie. Tocarme unas baladitas para llevarme al huerto está bien, pero tienes demasiada energ…
-¿Llevarte al huerto, señorita? Eres increíble-sacude la cabeza.
    Amy está tan emocionada que le besa con ganas sin poderlo evitar.
-Me alegro tanto por ti-le dice con un susurro, pegándose a su pecho cuando se separa de sus labios.
-Pero Amy-le obliga a mirarle-, ¿a ti…te parece bien? Quiero decir, si me cogen…
-¿A ti te parece bien?-sonríe ella.
-Eh…bueno…es…extraño.
    La oye soltar la carcajada.
-Es decir poco, supongo. Pero… el pasado nunca debería impedir lo que puede ser un futuro estupendo. ¿No crees?
    Frank la mira largo rato, y entonces suspira.
-¿Cómo lo haces todo tan fácil?
-Te equivocas-ríe ella suavemente, ya agarrada a su cuello, en su oído-. Eres tú el que lo hace todo fácil.
    Sin darse cuenta, en el transcurso de la conversación han llegado al jardín trasero, y Amy empuja hasta que caen los dos tras unos arbustos.
-¿Qué cojones…?-suelta Frank, pero ella lo calla con un beso, mientras con rapidez, casi podría decirse que con ansia, empieza a desabrocharle el pantalón.
-¿Aquí?-casi parece hasta asustado.
-En cualquier parte-sonríe ella, con los labios apenas separados de los suyos, mientras le sigue desnudando.
    Él se resiste.
-Podrían vernos… ¡podría pillarnos tu madre!
    La ve encogerse de hombros, mientras se quita la camiseta. Su sujetador de encaje hipnotiza por un momento a Frank, lo que ella aprovecha para volverlos a tumbar en el suelo, lejos de las miradas de cualquiera gracias a la espesura de los arbustos.
-Estás muy mono cuando te ruborizas-le susurra ella al oído, y Frank pone los ojos en blanco cuando siente que sucede lo inevitable.
-Y tú eres muy peligrosa-con un movimiento, se pone encima de ella, intentando contenerla, pero aquello parece animarla aún más, sintiendo sus ganas también evidentes entre los regazos de ambos.
-Oh, vamos, Frankie.
-¿Te crees muy mayor por manejar como quieres a un hombre hecho y derecho como yo, jovencita?-entrecierra los ojos fingiendo.
    La carcajada de ella no es precisamente discreta.
-Ya claro…
-¿Qué?-vuelve a entrecerrar los ojos.
    Mantienen una danza en la hierba, luchando los dos por ser el que queda encima. A horcajadas sobre él, ella arquea la espalda, sinuosa como una serpiente, sensual, dándole pequeños mordiscos en el cuello, las orejas…
-Abusa de mí. Úsame. Calla y tómame-jadea ella en voz baja, y Frank obedece sin pensarlo dos veces.
    A pesar de la urgencia de ella, Frank se toma su tiempo, colmándole de caricias tiernas, besos apasionados pero contenidos. Le parece como si tuviera miedo de romperla. Amy sonríe abriendo las piernas, y arquea la espalda cuando él le baja las bragas y le sube la falda, con delicadeza, con…estilo. Nota cómo se asegura de abrirla bien con una mano y juguetea dentro de ella, haciéndola gemir.
-Me gusta saber que aún puedo mantener a raya a alguien tan peligroso-dice él con la respiración entrecortada y su sonrisa torcida.
    Con un sonido que es una mezcla de fastidio y diversión, le agarra por el borde del pantalón para atraerlo hacia ella, y le baja la ropa hasta dejar al descubierto lo que más quiere en ese momento.
-Shut up and do me-le da un beso salvaje, casi ahogándolos a ambos.
-Espera…-dice él divertido, sacándose algo del bolsillo.
    Ella se lo arranca de las manos y lo pone con rapidez y eficacia, estimulando lo que cubre al mismo tiempo. Sonríe cuando lo nota estremecerse.
-Para, para… que llego…
    Tumbándose de nuevo, levanta las caderas, dejándoselo demasiado fácil. Él casi cae encima de ella, conteniendo un grito cuando entra, y ella arquea la espalda ayudándole con el movimiento. Él se abandona y embiste, entra más dentro, ella nota sus deslizamientos que estimulan algo dentro de ella…más dentro…más dentro…él nota su abrazo envolvente y húmedo.
    Los movimientos de sus cuerpos se sincronizan al compás de los latidos de su corazón, y dos pares de manos se aferran con fuerza cuando, por un segundo, dejan de existir.

3 comentarios:

  1. ¡FRANKIE ESTÁ EN EL GRUPO, FRANKIE ESTÁ EN EL GRUPO! No me he emocionado ni nada.
    Bueno, no está, pero yo sé que va a estar.
    La parte porno OMFG. JDLASKFJALSKJDFALSAFDL.
    Ahora quiero que se quede con Frank. Ay, no sé, es todo tan difícil.

    ResponderEliminar
  2. jaskdgfheasfdlgsdlkfhj.

    Gerard y Amy.
    Frank y Amy.

    agh, ambas parejas son tan cuquis y "suenan" tan bien... es difícil escoger solo una pareja definitiva xDD

    Y la parte final secsual... LOL. LOLÍSIMO LOL.

    ¡Genial, como todos los capítulos! xD

    <3

    ResponderEliminar
  3. OMFG OMFG!!!

    Sectas, cuchillos,pistolas, dedos amputados... Eso si que no me lo esperaba para nada.

    Qué historia tan intensa la de Gerard y Amy.

    ¡¡¡¡Y Frank en el grupo!!!! ME MUERO

    La escenita porno, muy sutil, pero genial.

    Sigo como una loca.

    Un abrazo!

    PD: Hoy te he abrazado mas que a nadie en todo el mes ;)

    ResponderEliminar