viernes, 24 de junio de 2011

5. AND OUT OF HARM


    Ray mira el reloj algo nervioso. Por favor, que aparezca, por favor, que aparezca…
-¡Eh!-le llama Mikey-. ¿Y mi hermano?
-Debe estar al caer-le da una sonrisa tranquilizadora-. Me dijo que vendría, pero debe haberse entretenido.
    Al fondo, un rapado y bigotudo tatuado martillea suavemente la batería. Están en el garaje de Ray, y en teoría van a ensayar algo. Lo que no tiene muy claro Ray es el qué, porque últimamente no han trabajado en nada. Él está muy ocupado con el trabajo en la hamburguesería, y Gerard… bueno, Gerard tampoco está muy centrado. Y ellos son los creadores de todo, porque Mikey básicamente ha entrado por pasar tiempo con ellos, y Michael se les ha unido poco tiempo después de que Bob hubiera tenido que mudarse por asuntos familiares. Y no podían estar sin batería… La llegada de Michael había hecho que su música, algo oscura como las calles de New Jersey en las que se habían criado, cogiera un toque de color y optimismo, la luz de propia de California. En realidad, muchas cosas habían cambiado desde que se mudaron a California. Ray pensó que habían hecho bien, que la luz, el mar, y los recuerdos felices de vacaciones pasadas aquí harían mucho bien a los hermanos Way. Pero ahora, Gerard… ¿qué cojones pasa con Gerard?
    Como si le hubiera invocado con el pensamiento, un torbellino rojo aparece por la puerta, con su andar despreocupado, como si llevara todo el rato allí y nunca los hubiera hecho esperar. Enseguida se hace con el micro, y mira a Ray con una pregunta silenciosa.
-¿Por qué me miras? Si tú no tienes nada, yo tampoco. Te lo dije, Gerard, las canciones no salen de la nada, y si ya del poco tiempo del que disponemos no hacemos buen uso…-empieza con su discurso paternal, y Gerard se aparta el pelo en un gesto de leve desdén muy propio en él.
-Empecemos con la canción que estábamos puliendo el otro día.
-Pero sólo tenemos la música…y no muy bien trabajada, la verdad.
-Vosotros tocad.
    Incluso con su pose de chico malo, nadie imaginaría cómo había logrado aquella posición de liderzazo en el grupo. De las que, con una orden sencilla y un movimiento de cabeza, consiguen una respuesta inmediata. Mikey ya ha agarrado el bajo y está a punto, y Ray le hace un gesto con la cabeza a Michael, que hace ese gesto tan típico de golpear las baquetas. One, two, three, four!
    Cuando Gerard empieza a tararear, Ray sacude la cabeza. Sí, eso puede servir ahora, pero no siemp…
    Gerard ha empezado a cantar, y no es el nanana con el que ha empezado, sino una letra contundente que por poco le hace parar de tocar por la sorpresa. Michael sigue golpeando sin pausa la batería, incluso Mikey parece demasiado concentrado en el bajo para pararse siquiera a pensar. Y la canción sigue sola, con fuerza, con energía, incluso más de la que han tenido nunca. Ray intenta comprender el significado de la letra, pero como siempre, es demasiado vaga en su significado superficial, e imagina que no le pillará el truco hasta que la escuche con atención.
    Let this world explode… La voz de Gerard parece morir en sus labios a la vez que las notas se desvanecen en el aire, y Ray le ve como apoyarse en el micrófono, como si toda su energía la hubiera dado en la canción. Los tres aún le miran un rato mientras él permanece agarrado al micro, mirando al suelo, como rezando.
    Entonces de repente se incorpora, y echando un vistazo alrededor se sienta en el primer sitio que pilla, encendiéndose un cigarro. No entiende cómo alguien que fuma tanto puede tener una voz como la de Gerard. Tal vez no es tan rica en tonos y variaciones como otras, pero la fuerza de sus pulmones y los juegos vocales que hace consiguen suplir perfectamente esas carencias.
-Buah, Gee, ha sido…brutal-suelta Mikey.
    Aún en la batería, Michael asiente, mascando chicle con descaro tan enérgicamente como Gerard le da caladas a su pitillo. Gerard se queda algo en trance observando el movimiento de sus mandíbulas, mientras su mente vaga muy lejos.
-¿Cómo…cuándo…?-un sorprendido pero orgulloso Ray pregunta.
-No lo sé-sale entonces de su trance para contestar-. Simplemente…me vino.
    Al ver las expresiones algo escépticas de sus amigos, Gerard se apresura a explicar:
-Ya había trabajado en ella. El concepto y algunas ideas ya habían salido, pero…la letra, como tal, acaba de salir completamente nueva.
-Menos mal que siempre grabo nuestros ensayos entonces-salta Ray.
    Gerard se encoge de hombros, como ajeno a todo aquello, y sigue concentrado en su pitillo.
-Gerard, con una canción no basta-dice Ray a medio camino entre la riña y la diversión.
    Él pone los ojos en blanco.
-Ya lo sé…pero al fin y al cabo ése es el único material nuevo que tenemos.
-¡Pero podemos ensayar las otras!-dice Mikey con un entusiasmo casi excesivo. Hoy debe ser uno de esos días.
    Acaba por apagar el cigarrillo que aún está por la mitad y volver al micro.
    El ensayo es intensivo, y aunque exceptuando la nueva canción las demás se las saben de memoria, Gerard falla con las letras, y acaba poniendo nerviosos a los demás, hasta el punto de que Mikey siente que no es capaz de seguir tocando. Ray, en su actitud paternal, calma el ambiente algo crispado, y les obliga a todos a sentarse mientras saca bebidas y cosas para picar.
    Al principio nadie dice nada, y Gerard coge una cerveza con suma tranquilidad, apoltronado en el sofá. Pero al final agacha un poco la cabeza y dice:
-Lo siento.
-No ha sido culpa tuya, Gee-se apresura a defenderle Mikey.
    Incluso Michael niega con la cabeza.
-Estamos todos un poco fuera de tono-dice entonces Ray-. Pero, Gerard, la nueva canción es genial. Tenemos que seguir trabajando en ese concepto…
-Está aquí-se lleva un dedo a la sien-. Todo un mundo…lleno de color y…el desierto…
-Parece como uno de tus cómics-ríe Mikey.
-Chicos-dice Michael, levantándose del asiento-, hoy no vamos a ensayar más, ¿verdad?
     Todos se miran, y la respuesta sale sola del silencio.
-Es que bueno, he…medio quedado…hay una fiesta en la playa esta noche. Pasaros luego, va a estar muy bien.
-Gracias, ¿te llamamos si aparecemos por allí?-sonríe Ray.
-Claro. Con mis contactos, tendréis lo mejor de lo mejorcito-les guiña un ojo antes de desaparecer despidiéndose con un gesto del brazo.

    En la playa, Frank y Amy disfrutan tumbados en la arena del sonido de las olas del mar. Amy incluso canturrea algo, y Frank intenta descifrar lo que dice, pero no es capaz. Se acerca a ella, abrazándola, como si de repente le hubiera entrado la necesidad de tenerla pegada a él. Ella ríe bajito.
-¡Eh, Black!-oyen llamar, y levantan la vista.
-No, tío, ella no creo que…-oyen murmurar a un chico al otro, que debe ser el que ha interpelado a Amy.
-Black, bueno, ya sé que tú no eres mucho de estas cosas y tal, pero esta noche va a haber una fiesta brutal aquí en la playa, así que pásate si eso, ¿eh?
    Amy profiere un sonido que no es ni negación ni asentimiento, pero sirve para darle a entender que ha captado el mensaje. Los chicos se quedan aún un rato parados, como esperando algo, hasta que se van con una sonrisa confusa. Frank sonríe.
-Te dije que no iba a querer…
-¡No ha dicho que no! Y está tan buena, tío, no lo niegues.
-Pues tendrás que separarla del rarito ése… Con una palanca por lo menos.
    El otro resopla. Frank ha oído toda la conversación, y esboza una sonrisa torcida. Así que… Amy no está tan desligada del resto del mundo como parecía.
-Bueno, ¿qué dices?-sonríe Frank.
    Amy abre los ojos.
-¿Qué digo de qué?
-¿Vamos?-señala con la cabeza la dirección por la que se han ido los otros dos.
    Resopla incrédula.
-¿Lo dices en serio? Sabes cómo son esas fiestas, ¿no?
-¿Cómo voy a saberlo?-pone él su mejor expresión inocente.
    Le fulmina con la mirada mientras alza las cejas, y Frank tiene que hacer un esfuerzo para no echarse a reír.
-Por no haber, no hay ni música medianamente decente…
-Las joyas musicales tampoco son muy adecuadas para una panda de jóvenes borrachos y llenos de hormonas revueltas-ríe con ganas.
-Tampoco te veo muy de sociabilizar y tal.
-Estarás tú. Es todo lo que hace falta-le dice él al oído.
    Amy se echa a reír a carcajadas, haciendo que Frank se eche un poco para atrás, algo sobresaltado por su repentina reacción.
-Al final sólo eres un zalamero más, Iero.
    Con una sonrisa torcida, prácticamente se le abalanza encima.
-No me llames así, señorita.
-No…suena demasiado formal para un chavalín como tú. ¿Qué tal Frankie?
    Fingiendo estar muy ofendido, la acaba atacando con cosquillas.
-¡Frankie, Frankie…!-canta ella entre carcajadas.
    Él la hace callar con un beso. Un beso que pasa de un breve contacto de labios a algo más, algo intenso, pasional, y de repente sus pieles se buscan, los brazos, las piernas, actúan como por propia voluntad. Bajo su camiseta, él acaricia toda su espalda. Ella muerde con suavidad su cuello. Sus respiraciones se agitan, y entonces, como puestos de acuerdo, ambos se apartan un poco. Se encuentran en la mirada. Sonríen.


    Tal y como había prometido, Gerard volvió al día siguiente, en busca de aquella niña tan extraña. Ni siquiera sabía muy bien por qué; pero también era cierto que lo había prometido. Y no era de faltar a sus promesas.
    Como si tuviera una alarma que la alertara de su llegada, Amy apareció  enseguida, con andares saltarines y una sonrisa amplia. Le tomó de la mano y lo condujo dentro de la casa. Gerard se dejó llevar con algo de respeto; aquella casa era muy grande, sus padres eran sin duda ricos. Es toda una señorita, se dijo, observando sus dorados bucles, que saltaban con cada uno de sus pasos, y la delicada mano que agarraba la suya con firmeza y decisión.
-Señorita Amy, ¿a dónde va?-le dijo quien debía ser sin duda Thomas, el mayordomo, por lo que pudo discernir Gerard. También pensó en el trozo no formulado de aquella pregunta: “¿… con este joven, que además parece peligroso?” Al verle observarle de arriba abajo, Gerard pudo oír sus pensamientos como si los dijera a viva voz.
-Gee va a dibujarme a Jack-sonrió ella con voz cantarina.
    El hombre sin duda estaba acostumbrado a excentricidades por parte de la niña, porque su cara fue más bien de resignación.
-Señorita Amy, no puede traer a desconocidos a la casa sin más…
-No pretendía molestar-con una actitud más despectiva que sumisa, Gerard se giró con intención de marcharse, pero Amy no le soltaba tan fácilmente.
-Gee no es un desconocido sin más. Gee me va a dibujar a Jack.
    Se quedó paralizado; la autoridad en su voz… jamás se la habría imaginado en boca de alguien tan pequeño. La vio mirar a aquel hombre, que le cuatriplicaba la edad dos veces perfectamente, con su ceño fruncido y aquellos mortíferos ojos azules.
-Me temo que tendré que avisar a su madre, aún así-el tal Thomas, sin embargo, tampoco se dejó amilanar.
-Está bien-dijo ella, sin dejar de fruncir el ceño, y dándose la vuelta echó a andar, arrastrando a un confuso pero a la vez totalmente intrigado Gerard.
    La niña le hizo subir las escaleras, le guió hasta la que supuso que era su habitación. Gerard tuvo que contener una exclamación; lejos de los tonos rosas y pastel, y los peluches y flores invadiendo cada centímetro de espacio, que esperaba encontrarse, la decoración era bastante sencilla, y sobria, exceptuando por el montón de dibujos que poblaban las paredes. Cuando los examinó, se dio cuenta de que, para su edad, tampoco era mala, pero entendía por qué le requería a él para…su Skeleton.
    Sin ninguna vacilación, le sentó en su mesa, le dio el material necesario para dibujar. Entonces, se sentó a su lado, mirándole emocionada y parecía que algo nerviosa. El nervioso era él, que no podía creerse que estuviera allí, en la habitación de una niña rica de siete años, inquietantemente extraña, a punto de hacerle un dichoso dibujo.
    Los nervios se transformaron casi en pánico cuando una mujer apareció en la puerta.
-¿Amy? ¿Se puede saber qué estás haciendo?
    Gerard sintió el rápido escáner que le hizo como si lo hiciera con láser candente.
-Gee me va a hacer un dibujo de Jack-repitió ella.
-Amy, no puedes traer cualquiera dentro de casa como si tal cosa.
    Le pareció que tenía suficiente. Posando el lápiz con cuidado, se levantó de la silla y fue hacia ellas.
-No era mi intención causar ninguna clase de problema o molestia.
    El tono, algo insolente, le traicionó sin embargo, e hizo fruncir el ceño a la madre. A él le dio igual, y se dispuso a marcharse definitivamente.
-¡No!-gritó la niña, con buenos pulmones-. Gee, ¡me lo prometiste!
    No pudo evitarlo; se volvió a tiempo para ver el azul hielo derretirse y volverse agua de mar. Volvía a tener la expresión más triste del mundo, mucho más lejos de la rabieta o decepción de cualquier niño; y se acercó a ella, sin saber qué decirle.
-Lo siento Amy, pero si tu madre considera que he de marcharme, he de hacerlo.
    Cogió una de sus lágrimas con la punta de sus dedos, y posó la mano en su mejilla como tratando de transmitir por el contacto lo que no podía decir en palabras. Vio que, aunque los labios de ella temblaban en pleno sollozo, la comprensión mezclada con pura resignación brotó dentro de ella, que asintió en silencio.
    Cuando ya estaba en la puerta, la madre le llamó.
-Espera-él se volvió con cuidado-. Así que… ¿vienes a dibujarle ese dichoso muñeco?
-Sí, señora… ella me lo pidió.
-Y tú lo ibas a hacer, así, sin más-parece que sentimientos encontrados lucharan dentro de ella.
-Ella me lo pidió-repitió él con voz inexpresiva pero firme.
    Y por un instante, sintió que ella comprendía lo que realmente quería decir con aquellas palabras.

    Con una cerveza en la mano, una petaca secreta en el bolsillo y su imprescindible cigarro entre los labios, Gerard es sacado de sus recuerdos por un golpe y una exclamación de su hermano Mikey.
-¡Gee, no te lo vas a creer! ¡Está aquí!
    Realmente le importa un pimiento, pero formula la pregunta que él espera:
-¿Quién?
-¡Amy!-Gerard por poco deja caer el cigarro-. En carne y hueso, te lo aseguro. Pero parece que le ha cogido mucho cariño al enano ése con el que anda últimamente…-le ve fruncir el ceño, decepcionado en su ilusión.
-¿A qué te refieres?
    Mikey le señala un punto, y Gerard los ve a lo lejos. Amy sonríe…mientras, agarrada de su mano, el bufón le susurra algo al oído.
    Se ve sorprendido por su propia sangre, que arde en sus venas sin sentido. No debería ser así… no debería importarle lo más mínimo. Incluso, debería alegrarse de que hubiera alguien que consiguiera hacerla sonreír.
    Pero aunque ellos son bastante discretos en comparación con el resto de parejas, cada gesto de cariño se le clava como un hierro ardiendo en las entrañas.
-Creí que Black no era de venir a este tipo de fiestas…
-…de ninguna en general-su hermano parece algo triste. ¿Hasta aquel punto había llegado aquel enamoramiento casi infantil de su hermano? Porque él simplemente estaba obsesionado con la imagen que se había creado en su cabeza, él no sabía… Él no la conocía.
    Y al parecer, él tampoco.
-En fin, no creo que duren mucho-trata de aparentar la máxima indiferencia, pero ya nota los ojos de Ray clavados en él. Deshaciéndose de la lata de cerveza vacía, se aleja sin decir una palabra, dejando un rastro de humo a su paso.

    Era una noche lluviosa. Ya había pasado el primer mes de aquel verano, y Gerard estaba en la terraza a pesar de la lluvia, fumando a escondidas. A veces, cuando la necesidad era muy grande, acababa por fumar allí. Desde hacía un par de días, no había vuelto a su rincón favorito. Por lo que había podido entender, las cosas en casa de la pequeña Amy no iban muy bien. La madre andaba de mal humor casi siempre e incluso había acabado gritándole a él, lo que por poco había terminado en su expulsión definitiva de la casa, debido a su carácter rebelde. Sólo la expresión en la cara de Amy le había hecho morderse la lengua. Además, estaba seguro de que todo era por el padre. No parecía parar mucho por la casa, y las veces que él le había visto no paraba de discutir con la madre.
    Gerard pensaba en la pequeña Amy. Una personita tan fuerte en apariencia pero tan frágil en realidad, en medio de todo aquel caos. Le daba la impresión de que gracias al serio pero amable Thomas las cosas se veían un poco mejores para ella, pero aún así… Amy era muy lista. Y muy sensible. No tardaría en derrumbarse ella también.
    Cuando, en mitad de un relámpago, la vio en el jardín, creyó haber tenido una alucinación. Pero al minuto siguiente la oyó llamarle desde abajo, seguramente porque le había visto en la terraza. Gerard aún se quedó un momento paralizado, antes de ordenarle que se quedara donde estaba y bajar corriendo.
    Salió fuera y la buscó con la mirada, y en cuestión de segundos ella se le había echado encima llorando. La apretó aún un momento bajo la fuerte lluvia, antes de levantarla en volandas y meterla dentro con rapidez.
-¡Gee, Gee, Gee…!-ella no paraba de repetir su nombre entre sollozos.
    En la entrada estaba su abuela Elena. Les miró sin decir nada, mientras Gerard trataba de averiguar por qué la pequeña estaba allí. La hizo mirarle a los ojos, tratando de tranquilizarla para que pudiera hablar con coherencia.
-Gritan…gritan mucho…tenía miedo…tenía miedo-ella se enterró de nuevo en su pecho, sollozando tan fuerte que las convulsiones parecían bastante violentas.
    Sin una sola pregunta, su abuela se acercó y con voz dulce se llevó a la pequeña con la promesa de un chocolate caliente y toallas para secar su cuerpecito empapado por la lluvia. Había hecho todo el camino hacia aquí, ella sola en mitad de la noche, bajo una tormenta y una lluvia densa.
    Más tarde, cuando ella se quedó dormida en sus brazos, sentado él en un sillón y ella en su regazo, notó los ojos interrogantes pero no inquisitorios de su abuela posarse sobre él. Él, simplemente, suspiró.
    No podía dar una explicación de algo que él mismo no entendía.  

4 comentarios:

  1. Oh dios que bonito!!!!
    Que viva el amor cojones! Frankie Frankie Frankie, no hace falta que repita cuanto me gusta el personaje de Amy no? xD
    Y Fraaank! KDJHSABUKASHBN Sin palabras.
    Oh, Gee, Dios, que, recuerdos, tan, jodidamente, adorables.
    Ray es estricto...ME GUSTA
    y Mikey en su mundo OLÉ!
    Resumiendo: ME DECLARO FAN NUMERO 1, o el que me toque xD

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  2. Hola! Soy dianalastnite del twitter, aquí vengo con los comentarios n_n
    Ya te dije que me está gustando mucho la historia y sobre todo la forma en que la estás escribiendo, de verdad creo que escribes muy bien *_*
    Con Amy tengo sentimientos contradictorios, por una parte me gusta su forma de ser, con personalidad y muy, muy fuerte pero, por otra, también me gustaría que se abriera más a la gente, que se quitase ese muro que tiene a su alrededor. Claro que todavía me falta mucho por leer así que todo se verá xD
    Frank simplemente me encanta <3 Y a Gerard todavía estoy conociéndole xD aunque por los recuerdos que tiene de cuando conoció a Amy parece muy adorable también.
    En fin, estoy deseando saber qué más pasa con Frank y Amy y con Gerard y Amy! A ver qué es eso que ha pasado entre los dos!!
    (Siento que quizás me he enrollado demasiado xDD)

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  3. ME ENCANTAN LOS FLASHBACKS *panderetea*
    La historia es simplemente genial. Parece que todos están enamorados de Amy. Y, aunque me encanta Frank, quiero que termine con Gerard. Por lo d e los flashbacks, you know. AUNQUE A MÍ LO QUE ME GUSTA SON LOS FICS HOMOSEXUALES. LÍA A FRERARD YA XDDDDDD
    No, en serio, los flashbacks. Es pederastia, pero me produce una ternurica... Ay.

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  4. ¡¡¡¡¡PERO CÓMO ERES TAN JODIDAMENTE BUENA!!!!!

    "se volvió a tiempo para ver el azul hielo derretirse y volverse agua de mar. " Me has matado con esa frase. Y con muchas otras que tienes del estilo. En serio, lo haces muy bien.

    Bueno, los flashback son ASDFGHJKLKJHGFDSASDFGHJKLKJGHFDSAsdfghjklñlkjhgfsdaSDFGHJKLDSFSD

    Me muero con Gee, tan mimoso con la niña, como si sintiera la necesidad de protegerla o algo. Y Amy de niña ¡¡¡¡me flipa!!!!

    Me intriga mucho saber cómo va a desarrollarse esto. Frank, Mikey y Gerard, los tres fijandose en la misma chica.

    No voy a parar de decirte lo bien lo que lo haces, en serio. Está super bien redactado, con unas metáforas o lo que pollas sean preciosas.

    Voy a seguir que no puedo parar.

    Un abrazo.

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