sábado, 8 de octubre de 2011

15 SO SICK AND TIRED OF ALL THE NEEDLESS BEATING


Aún no sabe muy bien cómo, Amy ha sido arrastrada por sus nuevas amigas de fiesta por la ciudad. Ni siquiera se ha despedido, no ha avisado a Frank, se han ido sin más. Elisa y Helen la han agarrado de ambos brazos, tirando de ella cuando intentaba declinar su oferta cortésmente. Cuando, ya bien lejos del garaje, ha mencionado el hecho de no haberle dicho nada a Frank, han alegado que, igual que ha ido sin él, podía marcharse también ella sola, ¿no?
Amy ha reído, sacudiendo la cabeza, pensando que de todas formas no importaba, y hasta tenían parte de razón.
Le vibra el móvil en el bolsillo de la chaqueta. Mensaje de Frank.
Diviértete mucho con tus nuevas amigas o me veré obligado a ponerte un buen castigo, señorita. Y recuerda que…”
Sonríe de oreja a oreja. El “te quiero” que Frank no ha escrito, resuena sin embargo en sus oídos. Con aquella voz dulce que siempre la reconforta.
-Qué contenta te has puesto… ¿quién te habla?-pregunta curiosa Elisa.
Normalmente, esa pregunta, de boca de alguien a quien acababa de conocer, le habría molestado, y mucho, pero no puede resistirse a la dulzura de su nueva amiga.
Porque, la asalta un pensamiento repentino, aquello es como tener amigas, o al menos se parece… ¿No?
-Nada, sólo era Frank-se encoge de hombros.
No estaba preparada para el aluvión de silbidos y pequeñas burlas de las demás, dejando tan evidente su relación con Frank que Amy se ruboriza de forma violenta.
-Pero ¿qué…?-deja escapar en un golpe de aire, sin dar crédito.
-Nada, nada, respetamos los mensajes entre tortolitos…
-Y si te ha ofrecido un plan mejor no dudes en abandonarnos.
-Nosotras haríamos lo mismo.
Amy las mira con ojos como platos. Mirando a su alrededor, como buscando una respuesta a su confusión, se encuentra con la sonrisa de Sey, que la mira fijamente mientras ríe bajito.
-No se lo tengas en cuenta. Hacía tiempo que no nos juntábamos para salir, y la emoción es demasiado grande.
Entonces asiente, comprendiendo. Sonríe y ríe con las bromas y payasadas que hacen las demás, aunque todavía no se siente capaz de unirse del todo.
-Amy, ahora vas a conocer al resto de la panda. Las pobres no pudieron venir al concierto por cuestiones ajenas a su voluntad, pero ya verás cómo te caen genial-le dice Helen entusiasmada.
Incluso Laura, que a Amy le había parecido tener cierto aire de misterio, como si la cosa no fuera mucho con ella, se ha emocionado tanto que parece otra persona.
Al llegar a la plaza, el sol ya ha desaparecido por completo, dejando una noche oscura, sin ninguna estrella a la vista. A Amy le sorprende una oleada de dolor al pensar en Gerard, que sólo Sey nota.
-¿Estás bien?-le dice en voz baja, como para que las demás no se enteren.
Su sonrisa es algo temblorosa al negar con la cabeza, pero está impaciente por conocer al…resto de la panda.
Alguien pasa muy rápido por su lado, y sonríe al ver que una chica ha abrazado con fuerza a Sey, casi chillando de la alegría.
-¡Estás aquí! ¡Estamos todas!
La otra chica nueva también saluda contenta a las demás. Amy de repente se siente una extraña. Trata de apartar ese sentimiento, pero se agarra a ella con fuerza, quitándole la sonrisa. Se queda en un discreto segundo plano durante el reencuentro, viendo cómo todas intercambian sonrisas y abrazos.
Pero la invisibilidad le dura poco, cuando se apresuran a presentarla.
-Ésta es Amy, la hemos conocido en el ensayo de la banda, les conoce bien.
Ella piensa que eso es decir mucho; puede que conozca a Frank y Gerard un poco, pero con Mikey no tiene trato desde hace mucho, y con Ray y Mike no se puede decir que haya hablado realmente.
La que se ha lanzado a abrazar a Sey le lanza una mirada curiosa con unos ojos claros de tono indefinido. Amy se acerca a ella, queriendo descifrar el color exacto, y ambas se saludan con una sonrisa.
-Amy, éstas son Sara y Cris.
Si la mirada de Sara es curiosa, la de Cris revela bastante carácter en el fondo de sus ojos. Algo tímida para ojos extraños, Amy las saluda.

Si algo le queda claro a Amy, después de pasar largo rato con ellas, es que entre ellas, el elemento común que tiene más fuerza es el sufrimiento. El hecho de haber padecido, cada una lo suyo, pero en esencia lo mismo. Y el conocimiento. El saber que, a pesar de las nubes negras, siempre quedan estrellas en el cielo.
Están tumbadas en la hierba de un parque, y Amy mira con ojos soñadores el cielo. Hacía tiempo que no se sentía tan a gusto… Es como si, sin siquiera habérselo propuesto, hubiera encontrado su lugar. Después de tanto tiempo…
Siempre quedan estrellas en el cielo, piensa mientras mira el cielo negro y en su mente se funden dos rostros que parecen opuestos pero tienen más cosas en común de las que parece.
-¿…Y os habéis fijado en lo que nos ha dicho el tío? Como si nosotras tuviéramos la culpa de que la música fuera una mierda y la bebida te hiciera preferir tragar colonia…
-“¡Sois unas aguafiestas!”
Todas estallan en carcajadas.
-Es un buen nombre-dice entonces Amy con voz suave, uniéndose a la conversación, pero aún mirando el cielo.
Todas la miran con un interrogante en sus caras.
-Hace un rato mencionasteis que os gustaría tener un nombre de grupo, como si vosotras también tocarais en una banda. Pues ése no es mal nombre: Killjoys.
Al no recibir respuesta, finalmente vuelve la vista hacia ellas del todo, sólo para ver caras de asombro absoluto, de éste que te hace quedar con cara de idiota.
-¡Ostia, es genial, es genial!
-¡Eres un genio!
-¡Amy Amy Amy cómo puedes ser tan fantabulosa!
El abrazo colectivo le pilla de sorpresa, y para una persona poco acostumbrada al contacto físico la violenta sobremanera, pero una parte de ella descubre que dejaría que el abrazo durase más.
Cuando la liberan, se encoge de hombros como restándole importancia, y de nuevo vuelve la vista hacia el cielo, perdida en sus pensamientos.
Entonces Sey suelta la frase que suena a lema y que corearían las demás a voz en grito durante el resto de la noche:
Killjoys, make some noise!”



A bastante distancia, Gerard también mira el cielo buscando las estrellas. Le entristecen los días sin ellas, aunque contemplarlas supusiera tener recuerdos que prefiere evitar.
-Deja de hacerte el interesante, aquí solo mientras los demás tenemos una agradable conversación ahí dentro-sale Ray a la terraza.
-Tú eres el que no quiere que fume ahí dentro.
-Dependes demasiado de ese veneno… Frank también fuma bastante y sin embargo, él no está aquí.
-Menos mal-dice en voz baja.
Ray le mira frunciendo el ceño.
-Creía que os llevabais bien.
Podría clavarle en la piel con aquella mirada esmeralda.
-¿Estás de puta coña?
Él sonríe, con gesto de comprensión.
-A pesar de todo, os veo hablando, y bueno, realmente creo que podríais llegar a ser muy buenos amigos.
-No-suelta el humo de una calada sin mirarle.
-¿Por qué?
-No me vengas con preguntitas, Ray, y mucho menos cuando tú sabes perfectamente la respuesta.
-Tú le metiste en la banda.
-Y ha sido una buena idea.
-Pero ¿por qué le metes en la banda si no le soportas?
-No he dicho eso.
-Debes asumirlo, Gerard. Debes asumirlo y dejarlo ir.
Gerard consume el cigarrillo con energía, con ansiedad.
-No puedo explicarlo, Ray. Sencillamente no puedo.
-¿Bromeas? No sólo puedes, sino que lo haces.
Le mira pensando que se ha vuelto loco.
-¿Cuánto has bebido ya?
-Yo hago la mayor parte de la música, pero en esencia la mayoría las has creado tú.
-¿De qué hablas?
-Las canciones, Gerard, las canciones. Sólo hay que escucharlas.
Siente que se queda sin respiración, pero reacciona a la defensiva.
-Las canciones son canciones y punto. No niego que haya ciertos sentimientos filtrados en ellos, como la rabia del momento o algo así, pero…
-No me trates como tonto porque no lo soy. Una canción como Demolition Lovers no es fruto de “ciertos sentimientos filtrados”, lo sé yo, lo sabes tú, y lo podría saber cualquiera que la escuchara atentamente.
-Lo que tú digas…
-Mira, Frank está con ella, ella está con él, parecen bastante unidos, y lo vuestro se acabó hace mucho, mucho tiempo, así que perdóname si te digo que no entiendo por qué estás así. Sabes que no me gusta verte mal.
-Diez años, Ray. Diez putos años.
Él le mira, algo confuso.
-¿Diez…años?
Gerard suspira, se lleva las manos a la cabeza, pero finalmente se vuelve hacia Ray, y éste se da cuenta de que le espera, por fin, la sinceridad.
-Esto es así. Llevo diez años amando a Amy. El matiz de esos sentimientos, la forma, han cambiado, igual que hemos cambiado ambos, pero sigue siendo igual de intenso. E inevitable. Y doloroso, al parecer.
-“I’ll meet your eyes, I mean this, forever”-asiente Ray.
-¿Quieres dejar las dichosas canciones?
-No puedo hacerlo, Gerard, porque por mucha vergüenza que te dé admitirlo, son lo más sincero que se puede esperar de todo lo que dices.
-Bah-se encoge de hombros y se da la vuelta, dándole así en realidad la razón.
Se hace el silencio, y sólo se oye algún grillo y a los tres del salón charlando animados. Gerard enciende otro pitillo, demasiado nervioso.
-...supongo que las canciones del Black Parade las escribiste tras dejarla a la fuerza.
Se vuelve bruscamente hacia él.
-El Black Parade no va de un simple mal de amores-sisea con desprecio.
-Es que no fue eso. Te cuestionaste toda tu existencia después de abandonarla. Eso es lo que hace que escucharlas, ahora que lo sé todo, me haga alucinar como nunca lo he hecho. Porque no sabía que pudiera existir algo así.
-No digas tonterías-al voz de Gerard suena oscura, oscura como Ray nunca la había escuchado.
-Te vi entonces, Gerard. Viví como testigo impotente la que fue la peor parte de aquel proceso de duelo, vi cómo salían las canciones de tu interior. Sólo desconocía la causa, la raíz de todo. Porque yo sabía que tu vida no era de color de rosa, pero… Jamás habías estado así.
-Tan mal como para ponerme aquel estúpido tinte amarillo.
Ray suelta una de sus carcajadas potentes, un aluvión de energía brotando de un hombre tan grande como él.
-Eh, pero aquellas casacas que nos dio por poner… luego todo el mundo quería una, ¿recuerdas? Allá en New Jersey.
-Todos borregos.
-A lo que iba, Gerard, es que… Temo que vuelvas a caer así.
-Sólo tengo de las rojas, ya sabes.
La mirada que le echa a Ray le intimida hasta a él. Podría haberle matado si fuera tangible, en realidad.
-No me gusta que bromees con eso.
-Dices que con las canciones es cuando soy más sincero.
Ray chasquea la lengua con fastidio.
-A veces…
Gerard le mira atentamente, algo divertido.
-¿A veces qué?-tuerce la sonrisa.
-No, no te daré la oportunidad de ponerte gallito, señor Way. Para eso ya tienes a la persona por la que ha empezado esta conversación.
Como si supiera que hablan de él, Frank abre la puerta de la terraza, pitillo en mano.
-Uy, qué concurrido está esto… saldré a la calle-se da la vuelta con toda la intención.
-No digas memeces, Bufón-Ray le sonríe con burla al verlo exhalar el humo con chulería, y él tuerce la sonrisa en respuesta-. Ayúdame a librarme de la charla de papá Ray, si me haces el favor.
Teatreramente, Frank empieza a hacer gestos exagerados de sorpresa.
-Espera espera… ¿he oído bien? ¡El Azafranito me está pidiendo un favor!
-No me llames Azafranito-sisea.
-No me llames Bufón-se burla él.
-Y luego me dices que me lleve bien con él-le dice entonces a Ray.
Éste ríe con ganas.
-Sois de lo que no hay.
-¿A qué te refieres?-dicen ellos al unísono.
Ray ya se retuerce de la risa, y muy a su pesar los otros dos sonríen al verle.


Las agujas del reloj marcan un compás monótono con su característico tic-tac. En otro tiempo, Amy se pasaba largos ratos mirándolo fijamente, porque cuando haces eso con un reloj parece que el tiempo no pasa, y ella no quería que pasara por alguna razón u otra. Aquello cambió cuando, por el contrario, las horas se le hacían eternas hasta poder ver a Gerard, y procuraba no mirarlo demasiado para que pasara incluso más deprisa.
Ahora, las agujas del reloj son como cualquier otro objeto en aquella habitación. No le importa lo que sea, ni cuál sea su función. Bien podría estar mirando un florero, que habría sido lo mismo.
Sus ojos sin vida no veían nada ya. Sí físicamente; no estaba ciega, pero las señales que le llegaban al cerebro sobre la imagen enfrente de ella no llegaban acompañadas de algún tipo de connotación, es decir pensamiento.
A pesar de su reacción ante Gerard, al llegar a casa y estar a solas, todo había caído encima de ella, la había arrollado y se había llevado casi la mitad de su ser.
La parte que albergaba los sentimientos.

En su mente sólo había sitio para una imagen, en su boca sólo para una palabra. Su silueta se perfilaba en su pensamiento y su nombre en sus labios. Cada fibra de su ser la recordaba, dolorosamente, como si mil agujas le atravesasen todo el cuerpo.
Y él tenía pánico a las agujas.
-Amy…
Se pasaba los días llorándola, y las noches en vela. Rindiéndole duelo como si hubiera dejado de existir, pero… No era así, ella seguía existiendo, respiraba en alguna parte, y con cada respiración es como ella tomara prestado su aire. Y él le habría dado el aire, los pulmones, el corazón. Todo su cuerpo, igual que le había dado su puta alma. Porque, y tuvo que reconocerlo días después de verla por última vez, notaba un vacío en su interior que sólo su alma podía haber dejado.
Su hermano le veía consumirse sin entender la razón, le pedía que se levantara de la cama por las mañanas, y a él se le repetía entonces la misma pregunta en la cabeza.
Para qué, para qué, para qué.

Lo que no supo ninguno de los dos es que, a través de los kilómetros que les separaban, flotando en el aire, atravesando el tejido del universo, una idea, un pensamiento, un sentimiento, una sensación, les unía por un invisible hilo que se mantenía tenso y fuerte, y dos pares de labios susurraron en la noche la misma frase.

3 comentarios:

  1. El último párrafo me ha emocionado y me ha hecho sonreír al mismo tiempo. Es adorable.
    Me encanta la historia, cómo la vas desarrollando, cómo metes las canciones, cómo la sitúas en la historia de MCR, todo. Y estos últimos capítulos están siendo súper adorables.
    Eso sí, que Amy tenga amigas es...raro. Parece el tipo de chica que se suele llevar mejor con chicos. No sé, tonterías mías.
    Sólo voy a sugerir que metas más partes porno, de esas que nos hacen fangirlear como locas.
    PD. TOMA COMENTARIO, MALDITA.

    ResponderEliminar
  2. Llevo nosecuántos capítulos sin comentar, los siento ;_____;
    Es que... fuah, los flashback Gee-Amy me hacen saltar la lagrimilla, me emocionan, esos momentos escritos en cursiva... son maravillosos. Son geniales.

    Y Frank... con Frank me meo de la risa, es genial, es mi ídolo xDDD

    Lo que me encanta (además de todos los pequeños detalles que explicas con tanta precisión) es que vas introduciendo a los diálogos letras de las canciones de MCR o introduces las canciones mismas al escrito, las épocas y los álbumes de MCR, e incluso, basándote en la misma historia del grupo, escribes y adaptas el fic.

    No hace falta que te repita mil millones de veces que me encanta y que el fic es genial, ¿verdad? Pues eso xDDDD

    lsajdfsglsdfhksl a por el siguiente capítulooo!! *Eleva el puño al aire*

    ResponderEliminar
  3. Otro comentario cortito para seguir leyendo rápido.

    Me repito y tal, pero es que asdfghjsasdfghj es genial. TODO.

    Como a Xoana, me ha resultado algo raro lo del grupo de amigas. Aunque en parte lo entiendo, porque me encanta estar sola, pero de vez en cuando no viene mal una quedada de chicas. Yo me entiendo.

    Y pues eso, lo de entremezclar las canciónes, las situaciones de MCR en la historia me flipa. Es como que le da más sentido, un sentido especial. Qué bien me explico oiga!!!

    Y me sigue dando pena Frank, aunque esté con Amy. La historia entre ellos no es tan profunda como la de Gerard y Amy. Lo que hay con Gerard es más, no sé. Yo me vuelvo a entender.

    Y bueno, parece que lo de Mikey con Amy ha pasado.

    Por último. Ray. Qué genial es Ray. Es como el "Pepito Grillo" y me encanta.

    Y por supuesto, el párrafo final es una maravilla. ¡¡¡¡¡Para ponerle un monumento!!!!

    LLORO, iba a ser un comentario corto. JA!!!

    Pues eso, ¡¡¡¡que me encanta coñe!!!!!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar