sábado, 8 de octubre de 2011

16 SO YOU CAN LEAVE LIKE THE SANE ABANDONED ME

Para Amy, la vida había dado un giro radical, mejorándola como nunca. Era una cosa tan idílica que incluso a veces se sorprendía a sí misma dando un bufido de incredulidad y burla. Felicidad. Qué concepto tan extraño. Tenía lo que cualquier chica de su edad podría desear: un chico dulce que la volvía loca, un grupo de amigas, a veces incluso demasiado numeroso para alguien como ella, acostumbrada a la soledad, y no se podría decir que le faltara el dinero para hacer las cosas que le apetecieran, pues su madre ya llevaba mucho tiempo sin negarle ni un dólar, sintiéndose culpable por las miles de cosas que le había hecho (o no) a lo largo de su vida.
En resumidas cuentas, Amy podía silbar y dar saltitos (cosa que, aunque la alucinaba cuando se daba cuenta, últimamente hacía a menudo) por la vida, disfrutando de lo que la vida había acabado por otorgarle al fin.
Pero, claro, ojalá fuera así de fácil. Cuando has sufrido mucho en la vida, resulta duro recrearse en los momentos agradables, en el éxtasis de la casi perfección alcanzada, sin que las dudas y el miedo acechen en cada esquina.
La incertidumbre y la falta de conocimiento muerden por dentro a Amy, la angustia cogiéndola por sorpresa más de una vez.
Frank está...distinto desde que entró en la banda. No peor, no sospechosamente raro, pero...distinto. Tan cariñoso y pervertido como siempre, no la descuida ni un momento, la cubre de besos en cuanto la ve, escucha atentamente sus aventuras con las Killjoys, se comporta como un novio tan asquerosamente perfecto que ya le ha llamado la atención más de una vez, a lo que él ha estallado en carcajadas, claro está. Le ama, le quiere tanto que, supone, es normal sentirse así.
Pero el misterio... ¿Qué va a hacer ella con el misterio? Se siente mal por ser tan curiosa, impaciente y no esperar a que él le descubra las cosas por sí mismo, pero... Quiere saber todo de él, de su persona, su pasado, su esencia, de la misma manera que ya se sabe de memoria cada trozo de su cuerpo.
Además, tiene la extraña sensación, a pesar de la rivalidad evidente que muestran, de que él y Gerard empiezan a llevarse cada vez mejor. Los sorprende, por pequeños gestos, más cómplices de lo que ve a Frank con cualquiera de los otros, aunque se nota que Mikey y Ray le caen muy bien, y que ellos le adoran, como ella no dudaba que pasaría en cuanto le conocieran. Sonríe al pensarlo. Nadie se podría resistir al dulce Frankie. Ni siquiera Gerard, ¿no? ¿Sería eso? ¿Sería que a pesar de todo había conseguido derretir el férrero corazón del pelirrojo?
Suspira. No entiende esta mezcla de sentimientos que la sacude cuando piensa en ellos dos. La relación entre Frankie y ella ya es evidente para cualquiera que les conozca. Entre las Killjoys los siguen llamando "los tortolitos"; de hecho ya le han comentado alguna vez la envidia que da verles tan melosos. Potando arcoiris por doquier, dicen.

Poco podría imaginar Amy lo que Frank piensa en ese momento, mientras mira a Gerard cantar una de las canciones de su etapa más oscura, por lo que sabe.
"And through it all, how could you cry for me. ' Cause I don't feel bad about it"
A Ray se le había escapado, una vez que las cervezas le habían achispado lo suficiente (cosa difícil con un tiarrón como Toro), que aquellas canciones las había escrito después de terminar con Amy. Aunque era un tema más bien tabú en el grupo, todos eran conocedores de las historias entre los tres y conscientes de las consecuencias que sacar aquello a la luz podría tener en la armonía y paz que habían alcanzado los cinco, sólo salpicada por alguna discusión más o menos subida de tono entre el pelirrojo y él. No podía evitarlo, ninguno de los dos podía. A pesar de que, a Frank le parecía, podrían llevarse muy bien, la sombra de Amy se interponía entre los dos impidiendo una amistad mejor.
O algo más... Una cosa que jamás admitiría en voz alta pero que hacía que aquella tensión entre los dos estallara con mayor frecuencia.

Amy va en busca de Frank, pero lo último que se esperaba es encontrarse con aquella larguirucha figura coronada de fuego, recostada en la pared de la entrada, que la mira fijamente mientras a cada calada parece chupar algo más que nicotina. Amy se sorprende a sí misma, así de repente, muriendo por un cigarro, a pesar de que no fuma desde hace mucho tiempo.
-¿Quieres uno?-Gerard le ofrece un pitillo con la sonrisa torcida.
ARG. Olvidaba la facilidad que tenía para leerle el pensamiento.
-No, gracias-le gruñe más fuerte de lo habitual, molesta porque su momento de debilidad haya sido tan evidente.
-¿Seguro? Estabas mirando el mío con algo de ansia-tuerce aún más la sonrisa, seguro de su conocimiento sobre ella.







-Imaginaciones tuyas.
Él acaba por encogerse de hombros.
-Si vienes buscando a tu pequeño muñequito, no lo encontrarás-le dice de repente cuando ella pasa por su lado con intención de entrar.
Se frena en seco.
-No sé por qué más iba a venir-dice entonces Amy, arrepintiéndose al segundo.
Cuando quiere darse cuenta, Gerard ha apoyado un brazo en la pared a su lado, dejándola acorralada.
-No, claro. No tienes ninguna otra razón para venir.
-Exacto-Amy trata de mantenerse firme, pero la cercanía de Gerard está haciendo mella en su fachada irreductible.
-Ni una sola persona en este sitio podría interesarte, ¿verdad?
¿Qué está pasando? Sólo había venido buscando a Frank para dar uno de sus habituales y largos paseos por la playa, y de repente se encuentra gritando interiormente por un beso, un sólo beso de aquel demonio posándose en sus labios. Aprieta los puños. ¿Tan poco valen sus promesas internas, su voluntad? ¿Estos largos años de oscuridad y convicción en no volver a repetir el mismo error?
-Apestas a tabaco, Gerard.
Él deja escapar una de sus risas de cuervo.
-Tú no apestas, Amy. Hueles tan bien como siempre, o mejor.
-Que te jodan-salta ella, e intenta liberarse de aquella improvisada prisión, pero él se lo impide.
-Sólo si lo haces tú.
Y antes de que Amy tenga un segundo para pensar, la besa con tanta energía como siempre, y con una huella de culpabilidad Amy se siente derretir bajo aquel torrente desatado de pasión. Gerard la aplasta contra la pared, rebusca en sus ropas como el pirata el tesoro, con movimientos bruscos casi caen al suelo abriendo la puerta, ocultándose de miradas indiscretas al entrar en el garaje. Armando algo de estrépito al tirar uno de los platillos de Mike, se separan y Gerard resopla de la risa. Amy parece darse cuenta de lo que está haciendo y se aleja algo de él.
-Basta. No pienso seguir con esto.
-No me vengas con ésas, Amy Black.
-No me llames por mi nombre completo-sisea ella cabreada.
-No me calientes y me dejes enfriarme solo-sisea él en respuesta.
-Te odio-lo dice como si escupiera.
-Lo sé-masculla él en voz baja.
-¿Y te da igual?-lo mira alucinada.
-You're the one that I need, I'm the one that you loathe-se encoge de hombros.
¿Qué le pasa? Es como si aquellos casi tres años no hubieran pasado. Amy sólo ve a su Gee, su altamente deseable Gee, el Gee que sabe que puede volverle loca con una simple caricia.
"A kiss and I will surrender", piensa Amy, y efectivamente se rinde, cayendo los dos sobre la primera cosa algo mullida que encuentran. Gerard casi le rompe la ropa al quitársela, y ella también hace harapos la suya, demasiado descontrolada ya para pensar en nada. Él toma posesión de su cuerpo con sus manos con facilidad, como si no hubieran pasado años desde la última vez.
Él la conoce como nadie. Ni siquiera Frank, a pesar de resultar todo tan fácil, es capaz de hacerla gritar así.
-Amy...Amy...-con la voz ronca, Gerard deja evidente lo mucho que la ha echado de menos. Se toma un segundo para mirar la reacción de ella, pero la encuentra con los ojos cerrados, entregada a la misma sensación que lo está volviendo loco.
Cuando vuelven a fundirse en uno, ambos se dan cuenta de que nunca fueron dos.

Frank vuelve al garaje corriendo, apenas sin aliento. Le dijo a Amy que fuera a buscarle allí, pero tuvo que salir a un recado, y se ha entretenido demasiado. Piensa en el ceño fruncido de su chica favorita, que seguramente le espera en la puerta cuando llegue, y sonríe. Pero al llegar a la puerta, no ve a nadie. Qué extraño. Amy es el tipo de persona que es capaz de esperarte medio año sólo para poder echarte una monumental bronca por llegar tarde. Pero...abre la puerta con cuidado. No hay luz ninguna, ¿se ha ido todo el mundo? ¿Tanto ha tardado en volver?
Echa mano del móvil, buscando alguna llamada perdida de una Amy impaciente, y también para guiarse en la oscuridad y coger sus cosas sin tener que darle al interruptor. No pueden haberse ido todos, se dice, si la puerta estaba abierta y cualquiera puede entrar. Habrán salido un momento y volverán enseguida.
¿Qué hay ahí al fondo...?
No sólo un platillo sino la batería entera del pobre Mike cae al suelo cuando Frank se echa rápidamente hacia atrás, despertando al...bulto por el que ha sentido curiosidad. Dos personas que han caído dormidas, exhaustas por el exceso de energía consumido en la unión final. Amy deja escapar una exclamación, Gerard no dice nada, Frank intenta ir aún más marcha atrás, tropezando con mil cosas mientras intenta escapar.



La pequeña Amy había llegado a casa de Gerard, en una de sus huidas que se convirtió en algo habitual antes de que sus padres se separaran. La abuela Elena le había preparado chocolate como siempre, y habían repetido la frase que, había dicho la abuela, había que decir cuando peor se encontrara uno, más perdido en la oscuridad, más falto de esperanza. Formaba parte de un cuento con moraleja incluida, pero a Amy le había encantado ese trozo y lo repetían como un mantra desde entonces:
Give me a shot to remember and you can take all the pain away from me
A kiss and I will surrender
The sharpest lives are the deadliest to lead a light to burn all the empires
So bright the sun is ashamed to rise and be in love with all of these vampires...
-¿Y la última parte, Amy? ¿Cómo es?-le preguntó la abuela Elena con voz dulce, mientras intercambiaba una mirada con Gerard. Ambos sabían que era su parte favorita, y siempre dejaban que la dijera ella sola.
-So you can leave like the sane abandoned me!!!-dio palmas y saltos, entusiasmada, mientras sus espectadores embelesados reían y la alababan.

3 comentarios:

  1. OMG. "O ALGO MÁS". OMG. VEO UN CLARO FRERARD. OMG. OMG. OMG.
    SECUOYA OMG. HEATHCLIFF. RAIT NAU.
    GERARDA MARIACHI. OMG. OMG.
    COMENTARIO ESTÚPIDO. OMG.

    ResponderEliminar
  2. ;_________________________________________________________;

    Pos así estaba yo en todo el capítulo xDDDDDDD

    Dios, es que. Qué puñetera casualidad que Gee se la trinca y Frank los encuentra allí. No. No. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO *grito a cámara lenta*

    Por cierto. Lo de "O algo más", como dice Xoana en el comentario de arriba. Jé. Jé. Jéjé. Jé. *cejascejas*

    ResponderEliminar
  3. aaaaaaaaaaagggggggghhhh!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡NO PUEDO CON ESTOS SENTIMIENTOS CONTRADICTORIOS!!!!!!!

    Es que... jo. Pobre Frank.

    Me encanta todo lo que pasa entre Amy y Gerard, en ambos tiempos, pero me siento fatal por Frank.

    Y, sí. El comentario de Xoana. TOTALI.

    Sigo que ahora sí que está interesante la cosa!!!!!!!!!!

    Un abrazo!

    ResponderEliminar