domingo, 9 de octubre de 2011

17 A LOVE THAT’S SO DEMANDING…

Ninguno habla, ni siquiera Gerard hizo un gesto cuando ella se acercó hasta la guitarra de Frank y la acunó entre sus brazos, tal vez como sustitutivo de su dueño. Tras vestirse ambos, Gerard encendió un pitillo, y aquel era el único signo de vida en el sótano a oscuras, la pequeña luz del cigarro quemándose y el humo brotando de sus labios y nariz. Esperó hasta el tercero para abrir la boca.
-Te recordaba algo más parlanchina.
-Cierra tu sucia boca-a pesar de su aparente trance, Amy fue rápida al contestar.
-Sucia mi boca, sucia la tuya-sisea él.
-Créeme que lo sé.
Ambas miradas se encuentran en la oscuridad, directas la una a la otra a pesar de no ver nada más en la habitación en penumbra.
-¿Por qué lo has hecho?-dice entonces él.
-Sé más concreto, Gerard.
-Yo sé por qué lo he hecho, lo sé y no me arrepiento en absoluto, ni ahora ni nunca. Lo volvería a hacer ahora mismo, en realidad. Pero dime tú por qué lo has hecho si ahora me miras y hablas así.
No contesta, baja la mirada a la guitarra, sintiéndose vulnerable, asqueada, y… ¿Por qué lo ha hecho? ¿Acaso existe una respuesta para algo así?
-La…gente…-se rinde, y deja escapar una exclamación de fastidio mientras se oculta el rostro con las manos-. No puedo decir que es un error, pero tampoco puedo decir que está bien, ¿qué quieres que diga, eh, Gerard?-cuando levanta la vista, Gerard puede ver otra vez el mar en sus ojos-. Dime qué te gustaría más oír y lo diré.
Hay muchos sentimientos que luchan dentro de él, pero se deja llevar por uno; le da una calada al pitillo, y alza la mirada mirándola con algo muy cercano a la decepción e incluso el desprecio.
-¿Quién eres?
Ella le mira con ojos como platos.
-¿Qu…qué?
-Dime quién eres y por qué tienes el cuerpo de mi Amy-el mi que utiliza sin dudar se clava en el corazón de Amy-. ¿Por qué has suplantado su identidad?
-Deja de decir gilipolleces.
-Deja de decirlas tú-se le acerca y la agarra bruscamente por los brazos, haciendo que le mire a los ojos-. Deja de escupir tonterías o no sé lo que te voy a hacer, Amy Black.
-¿Qué me vas a hacer que no me hayas hecho ya?
Ahora es Gerard el abatido en combate por aquella pregunta.
-Claro…-se da la vuelta, y cuando Amy se pregunta qué hará, lo ve coger su chaqueta e ir directo hacia la puerta.
-¿A dónde vas?-se odia por la desesperación evidente en su voz.
-No sé. Quizá a pervertir a alguna otra niña, a hacer que la gente me odie, a joder a todos y todo lo que esté a mi alrededor. Es divertido, es lo que se me da bien… Sí.
Amy aprieta los puños.
-¿Ahora juegas a eso?
-¿Quién ha jugado primero, eh, demonio? ¿Quién sino tú, Amy Black?
-¿De qué hablas?-alza la voz ella.
Enfrentamiento de ceños fruncidos, de genios desatados, de sentimientos demasiado intensos.
-Tú me ataste. Me ataste, cada vez más fuerte, hasta que ya no pude escapar. No por no poder, sino por no querer.
-Yo no…
Le ve tirar la colilla consumida con energía, en el marco de la puerta ya abierta, arrodillándose y juntando las muñecas.
-Vamos, Amy. Vamos, hazlo físico.
-Estás loco… Tan loco, y yo siguiéndote el juego-sacude ella la cabeza.
-Que soy tu puto prisionero, y voluntario para más cojones, Amy. Y tú sigues ahí, mirándome con superioridad mientras te paseas con el Bufón y me llevas a la cama para luego hacerme sentir culpable por ello.
-No te pega ser tan melodramático, Gerard.
-A ti no te pega ser tan zorra, ya ves.
Latigazo fugaz pero contundente. Amy le mira con expresión herida, con la respiración agitada por la furia y la mano roja por la bofetada en alto. Él se frota la mejilla, pero aún mirándola con el gesto desafiante. A ella le fallan las rodillas y cae al suelo frente a él, quedando los dos a la misma altura.
-Te…odio…-solloza ella, ocultándose el rostro con las manos, doblándose por el dolor.
-Lo sé-susurra él, apoyando sus dos manos en los hombros de ella, y los labios en su coronilla. Amy se mueve como para apartarle, hasta que él la abraza del todo. Se hace un ovillo en su pecho. Él la aprieta contra su cuerpo, queriendo agarrar de la misma manera el pasado que les ha hecho como son.
-¿Recuerdas aquella canción que compuse?-dice entonces ella, en un hilo de voz-. La que canté días después de que volvieras, en el festival del instituto. Sé que estabas allí.
-Mmm-parece dudar.
-I was only 14, you were 21-empieza a cantar ella.
Suspira, recordando por fin.
-It’s been 10 years, and it’s such a long time in a heartbeat-sigue él la canción, modificándola ligeramente.
No puede ser. Sus ojos de mar le atrapan más a cada puto día que pasa.
-I would…-susurra ella.
-Do it…-le retira un mechón de flequillo.
-All...-le suspira al oído.
-Again.-su aliento le hace cosquillas en los labios.
Como si fuera un contrato verbal, lo firman con un beso.


Amy abre con mucho cuidado la puerta principal, sin hacer apenas ruido. Ya es noche cerrada, y aunque no tenía muchas ganas de volver a casa, tenía que hacerlo. Sube las escaleras procurando no hacer ruido, y sin apenas proponérselo mira hacia la habitación de Frank. La puerta está entreabierta, por lo que se atreve incluso a mirar dentro. No hay nadie. Sorprendida, hace una mueca de dolor, preguntándose dónde estará. Frankie…
Casi se cae para atrás cuando entra en su propia habitación. Frank parece haberla estado esperando, recostado en su cama, como si nada.
-Hola-dice simplemente.
-H…Hola-responde Amy, algo asustada, confusa.
Se hace el silencio, y de repente se fija en que él mira atentamente su cuadro de Jack Skeleton, como si lo examinara.
-Mikey me contó lo del cuadro-lo señala con la cabeza al notar que le observa-. Me dijo que era así como había empezado todo, por ese cuadro.
Ella no contesta. No sabe qué decir, y teme decir algo que no deba. Por primera vez en su vida.
Frank da golpecitos en la cama, a su lado, como indicándole que se siente a su lado. Amy vacila, pero acaba por obedecerle. Él le acaricia el pelo, y la sorprende con un beso en la mejilla.
-Frank…
-Ssshh-niega él con la cabeza-. No lo hagas. No lo hagas o me volveré loco, Amy. Agradezco que hayas venido tan tarde y me haya dado tiempo a pensar.
-Pero…
-Tú y yo, aunque todo el mundo nos etiquete llamándonos novios, aunque se suponga que… Yo sabía en lo que me estaba metiendo, no tengo derecho…
Amy quiere llorar cuando oye cómo se le quiebra la voz.
-Te quiero… Yo te quiero…-le susurra mientras se abrazan y acarician, intentando consolarse mutuamente, perdidos en una espiral de dolor y amor entrelazados.
-Nunca lo he dudado-suspira él en su oído.
-Pero…pero…
-Amy, tú le quieres. Nadie puede cambiar eso. Sé que has estado todo este rato con él, ¿verdad? Ni siquiera has vuelto, y al principio… Pero él… él te hizo eso-señala de nuevo el cuadro.
Le regala una sonrisa torcida cuando Amy se separa para mirarle, atónita, con las lágrimas corriendo en regueros por su cara, sorbiéndose la nariz entre sollozos.
-No entiendo…
-Te dio lo que más querías cuando acababa de conocerte. ¿Quién puede competir con algo así?-se encoge de hombros con su eterna media sonrisa.
Chasquea la lengua con fastidio.
-Tú, idiota.
Él no contesta, acercándose a ella y posando su cabeza en su hombro. El silencio dura unos instantes, hasta que él salta:
-¿Puedo tenerte yo también al menos?
-Tú ya me tienes. Duermes en mi cama, compartes mi desayuno, comida y cena, pasas la mayor parte del día conmigo, y te has ganado todo mi ser, Frankie-susurra ella.
-Nunca tendré lo que él tiene. Y no debería molestarme, no debería ser tan infantil, ni sentir lo que siento cada vez que cierro los ojos y veo esa imagen. Amy, no sé lo que habría hecho si llegas a aparecer por aquí antes-dice él con voz queda.
Escalofrío. Se da cuenta de repente de lo en serio que van esas palabras. Se pregunta...
-¿Qué vamos a hacer, Frankie?
-Dormir, que ya es hora.
Sonríe con ganas cuando ve sus cejas levantadas con escepticismo. Esta, ésta es la Amy que le gusta.
-Yo me doy asco y tú me hablas de dormir...
-¿Cómo puede darte asco algo tan precioso como tú?
-Cursi.
-Tonta.
Amy suspira, se abrazan. Buscan en el otro y encuentran.
-Podría odiarte si no te quisiera tanto-en un hilo de voz.
-Yo te odio tanto como te quiero, y es divertido, y fascinante, y me encanta. Y ni cien Azafranitos conseguirán llevarse esto.
La aprieta algo más fuerte, inspira profundamente. Amy se da cuenta de que captura el momento.

Todas las Killjoys miran a Amy, preocupadas por su actitud algo ausente. Ella mira las olas del mar hasta que nota la intensidad de todas sus miradas clavadas en ella.
-¿Qué?-pregunta sorprendida.
-Sabes que puedes contárselo todo a las Killjoys, ¿no? Que las Killjoys están para eso-dice con voz suave y una sonrisa Sey.
-Queda muy gracioso que hables de nosotras en tercera persona-salta Sara, como sin venir a cuento.
-Random fact de la tarde-replica Helen.
Elisa sacude la cabeza, y Amy se imagina un "Esta juventud..." Salido de sus labios.
-¿No se suponía que íbamos a averiguar qué le pasa a Amy? Un poco de seriedad...-bromea.
-Saquemos el monóculo mientras la analizamos pacientemente-asiente con la cabeza Laura.
-Me encanta...menos a lo que estamos, estamos a todo-resopla Cris divertida.
Cuando se hace el silencio y todas vuelven la vista otra vez hacia Amy, la ven convulsionarse, y algo preocupadas se le acercan, pero pronto se dan cuenta de que es de pura risa.
-Me...matáis...me matáis...-dice con dificultad doblada por la mitad.
Todas ríen con ganas.
-¿Nos cuentas lo que te pasa?-pregunta Elisa con voz dulce cuando se calman un poco.
Amy la mira, y a todas las demás, y de ninguna manera podría resistirse a aquellas caras de preocupación.
-Digamos que he hecho una tontería.
Se encoge de hombros, como restándole importancia.
-Y quién no-pone los ojos en blanco Sara, sentándose a su lado, y las demás le imitan. Amy se siente algo intimidada. Aquello parece...
Una intervención.
-A ver... ¿Ha sido Frank, o Gerard?-pregunta con toda naturalidad Sey.
Balbucea cosas sin sentido alucinada por su reacción.
-Oh, oh... Sey, la has estropeado-dice Helen.
-Pero pero... ¿Qué coj...?
-Vamos Amy, no es ningún secreto. Recuerda que ya lo sospechaba el día que nos conocimos, y Mike no tardó en largárnoslo todo-ríe Sey.
-Mi... Mike...
-Qué queréis que os diga, con dos tíos así muriéndose por mis huesos yo también estaría estresada-salta Laura con aquel peculiar tono de voz suyo.
Amy bufa sin dar crédito.
-Mmmrpffff-es lo único que logra decir.
-¡Ah bueno, haber empezado por ahí!-bromea Sara.
-Ya te digo, ¡ahora está todo mucho más claro!-la secunda Cris.
Amy pone los ojos en blanco y las ignora, volviendo otra vez la vista al mar.
-Vale, ya, nos portaremos bien-inconscientemente, Sey adopta el papel de líder en las Killjoys con naturalidad incuestionable. A Amy le parece muy curioso; siempre había estudiado el comportamiento de los demás desde fuera, nunca desde dentro, y pensaba que esas cosas eran más bien impuestas. Pero ni Sey parece ser consciente, ni las demás tampoco.
-¿No nos vas a contar nada?
Cuando el resto de las Killjoys ya se miran entre ellas, como preguntándose si seguir insistiendo o rendirse, Amy habla de repente.
-Yo quiero a Frankie.
Todas se vuelven hacia ella, atentas, y Amy se sonroja un poco, nada acostumbrada a tanta mirada concentrada en ella.
-Bueno, eso ya lo sabemos-dice con voz suave Sey, como animándola a seguir.
-Quiero que entendáis...que esto me resulta un poco extraño. No estoy acostumbrada a dar explicaciones a nadie.
-No nos tienes que dar explicaciones. Sólo queremos saber si hay algo en lo que podamos ayudar.
Todas secundan el comentario de Elisa asintiendo con la cabeza.
-Tampoco estoy acostumbrada a eso-agacha la cabeza con un hilo de voz.
Con calma, animada por las palabras amables y las bromas de sus nuevas amigas, les cuenta los últimos acontecimientos. A pesar de que a cada palabra agacha más y más la cabeza algo avergonzada, se da cuenta de que sólo encuentra comprensión en sus gestos.
-¿Les quieres a los dos, verdad?
Amy asiente. Ve a Sey suspirar, y Sara le coge de las manos como queriendo consolarla con el contacto.
-Amy, no eres mala persona, ¿vale?
Ella levanta la vista mirándola con ojos como platos. ¿Cómo...?
-Hay personas que, simplemente, tienen demasiado amor que dar como para concentrarlo en una sola persona-Laura la sorprende aún más.
Y por primera vez en sus diecisiete años, hay demasiadas personas a su alrededor como para saber a quién devolver el abrazo cuando Amy finalmente se rinde, doblándose por la mitad en un estallido de lágrimas.

El ensayo ha sido tenso. Excepto Frank y Gerard, nadie sabe lo que ha pasado, así que Mikey, Ray y Mike se miran algo desconcertados al notar las chispas entre los dos eternos rivales. Se han llevado tan bien últimamente... Incluso los tenían impresionados, teniendo en cuenta las circunstancias. Y entonces, hoy...
Ray sabe que algo pasa. No pueden comportarse así de repente sin más. Gerard sonríe como no lo había hecho en mucho tiempo, y sin embargo Frank está serio y algo huraño, no sólo con Gerard.
-Basta-dice de repente, cuando ya han fallado la enésima canción, todos descentrados por la situación.
Todos paran de tocar y lo miran sorprendidos.
-¿Qué ocurre, Ray?-pregunta Mikey.
-¿Qué cojones, Fro-Fro Man?-resopla divertido Gerard.
Se da cuenta de que es algo serio cuando él le fulmina con la mirada.
-Mira, no sé qué ha pasado ya con vosotros dos, pero así no podemos hacer nada. Así que Mikey, Mike y yo nos vamos, y no volveremos hasta que hayáis solucionado el que sea vuestro problema.
Ni de coña, piensa Frank. Fro Man, no, ni de coña nos dejes a solas...
-No veo dónde ves tú ningún problema-la risa del Azafranito enfurece a Frank de repente.
-Claro, tú no tienes ninguno en Azafranitolandia-gruñe.
-Que no me llames eso, enano Bufón.
Frank hace ademán de echársele encima, pero es retenido a tiempo por un Ray alerta.
-Así que...os voy a encerrar y nos llamáis cuando os comportéis como personas civilizadas-dice Ray con voz tranquila pero firme.
-Claro, claro que sí, papá Ray-ríe como un loco Gerard.
-Te he salvado de él pero igual te pego la paliza yo mismo-endurece el tono Ray.
La verdad es que, es el más bueno de todos, pero cuando quiere, Toro tiene mucho carácter. Sin decir una palabra más, tanto él como los dos Mikes salen por la puerta sin escuchar las quejas de ambos, encerrándoles de verdad, como pueden comprobar al oír la llave en la cerradura.
-¡Y recordad que no saldréis hasta que no arregléis las cosas!-les grita Ray desde el otro lado.
Se hace el silencio. Gerard, cómo no, enciende un pitillo con su algo insolente actitud superior. Después de un rato, se decide a volverse y enfrentar a Frank, y se encuentra con un puñetazo en el estómago.
-Uhng...!-se dobla por la mitad.
-Sí, eso está mucho mejor-dice Frank, con una de sus finas sonrisas con matiz peligroso.
-¿Qué cojones haces, enano majara?-sisea él cuando recupera algo de aliento, retorciéndose en el suelo.
-No has sentido ni la mitad de lo que sentí yo, Azafranito.
-¿También le has pegado a ella?-pregunta Gerard con una sonrisa torcida, extraña en un momento así.
-¿Te importa acaso?
Gerard se levanta y va hacia él hasta que puede sentir su aliento en su cara.
-Todo lo que se le haga a ese cuerpo es asunto mío, Bufón.
-¿Todo?
No se sabe quién tiene la sonrisa más torcida, quién de los dos está más loco.
-Mientras la trates con cariño, me haré el loco y no pensaré en ello. Pero si le pones una sola mano encima de esa manera...
-Ahora resulta que tú le evitas sufrimiento-resopla sarcástico.
-Durante años, yo fui su único refugio-sonríe.
-Eres un fantasma, Gerard Way. Un fantasma que no se la merece.
-Algo tendré para que ella venga a buscarme, incluso cuando te tiene a ti.
-No vino a buscarte a ti-sisea-. Tú sólo estabas en el puto medio.
-No dio un rodeo para evitarme...me saltó por encima. Y no era la primera vez.
Frank sabe que sólo quiere provocarle, susurrando esas cosas en su oído, y le odia, pero se odia más a sí mismo, porque...
-No eres más que un estúpido bastardo, Way.
Las respiraciones de los dos, agitadas por la pura rabia, son lo único que se oye en el silencio.
Y entonces...
Nadie sabría decir quién besa primero a quién, sólo que en unos segundos caen sobre el viejo sofá que les servía en los descansos, desvistiéndose tan rápido que no se distinguen sus movimientos.
Ninguno habla, guiados únicamente por los instintos más primarios, dejándose llevar.
Y más que arreglar las cosas, como quería Ray, las retuercen y complican aún más.

3 comentarios:

  1. FRERARD FRERARD FRERARD FRERARD FRERARD FRERARD.
    OMFG.
    Siriusli, dude, OMFG.
    ME HA ENCANTADO. CASI HE LLORADO. I MEAN IT. Desde el principio con lagrimillas en los ojos. Y luego momento Frerard. Bragas off. OMFG.

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  2. Me ha encantado el capítulo *-*

    Pero. rili. OMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFGOMFG CON EL FRERARD. RILI. OMFG.

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  3. OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!!

    Tenía la esperanza de que algo así pasara. ¡¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!

    No sé ni por dónde empezar.

    El principio con Gerard y Amy... en un segundo se odian, y al siguiente se aman como nadie.

    Frank que es un puto cielo, que me lo como que asdfghjkhgfdsaSDFGHJKHGFDSA

    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Y FRERARD!!!!!!!!!!!!!!

    ¡¡¡¡¡¡¡CAPITULAZO!!!!!!

    Y ya de paso, comento que, no sé por qué extraña razón, la flicidad y el "amor" entre las Killjoys me parece que no va a durar. No sé, puede que sólo sea una estupidez mía. Pero es como que no me da buena espina. Desconfiada de los huevos.


    Pero OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!! OMFG!!!

    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡JEFAZA!!!!!!!!!!!!!

    Voy a seguir leyendo que ya sólo me quedan dos capíyulas más aquí y ¡¡¡¡¡¡¡esto está que arde!!!!!!!!!


    Un abrazo.

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